Un periodista japonés regresó el jueves a Tokio tras su liberación luego de pasar más de tres años retenido en Siria. Jumpei Yasuda quedó libre el martes y fue llevado a Turquía.
Las autoridades niponas escoltaron a Yasuda, que vestía una camiseta negra, del avión que aterrizó en el aeropuerto de Tokio a una camioneta negra. Se marchó sin hablar con la nube de periodistas que esperaban su llegada.
En el vuelo previo entre la ciudad de Antakya, en el sur de Turquía, y Estambul, el periodista dijo que estaba contento de regresar a casa tras vivir en el “infierno” durante más de tres años, pero se mostró preocupado por su adaptación a un mundo diferente.
“Estoy muy feliz de estar libre”, dijo a la televisora nacional japonesa, NHK, durante el vuelo. “Pero me preocupa un poco lo que me pasará ahora o lo que debería hacer de ahora en adelante”.
Yasuda, de 44 años y que fue secuestrado en 2015 por la filial de Al Qaeda en Siria, agregó que sentía que se había quedado por detrás del resto del mundo y que no tenía claro qué hacer para ponerse al día.
El periodista describió sus 40 meses de cautiverio como un “infierno” tanto física como mentalmente. Contó que estuvo retenido en una celda minúscula, que fue torturado y que en una ocasión no pudo bañarse durante ocho meses, agregó.
“Día tras día, pensaba ‘Oh no puedo volver a casa’ y ese pensamiento se adueñó de mi cabeza y gradualmente hizo que me fuese más difícil controlarme”, apuntó.
Yasuda fue secuestrado un grupo conocido entonces como Frente Nusra. La organización entregó a Yasuda al Partido Islámico Turkistán, mayormente formado por yihadistas chinos establecidos en Siria, de acuerdo con Rami Abdurrahman, director del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, un grupo que monitorea la guerra siria.
El reportero señaló que cree que fue trasladado varias veces durante su cautiverio pero que estuvo siempre en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, donde a veces escuchaba bombardeos lejanos.
“Vivía con un miedo interminable de no poder salir nunca o incluso ser asesinado”, declaró Yasuda a otra televisora nipona, TBS. Poco a poco se volvió más pesimista sobre su destino porque sus captores incumplían sus promesas de dejarlo en libertad.
Ese momento llegó de pronto el martes, cuando sus secuestradores lo llevaron hasta la frontera con Turquía y se lo entregaron a las autoridades turcas, dijo.
Funcionarios japoneses señalaron que Catar y Turquía ayudaron en los esfuerzos para liberar al periodista, aunque no estuvo claro qué papeles jugaron.
Yasuda, un periodista respetado que comenzó su carrera en un periódico local, comenzó a informar sobre Oriente Medio a principios de la década de 2000 y viajó a Afganistán e Irak. En este país fue secuestrado en 2004 junto a otros tres japoneses, pero quedó libre luego de que clérigos islámicos negociaron su liberación.