Las manifestaciones en contra de las recientes reformas laborales en Hungría menguaron en su sexto día, pero los legisladores de la oposición prometieron el martes buscar vías legales y parlamentarias para combatir al gobierno, aunque después de un respiro durante la temporada navideña.
Entre 150 y 200 personas se reunieron afuera del parlamento húngaro en Budapest, una considerable reducción en comparación con los cerca de 2.000 que enfrentaron a la policía la noche previa en la sede de la televisora estatal MTVA.
Un legislador de la oposición fue hospitalizado el lunes después de un enfrentamiento con guardias de seguridad de MTVA; los exámenes revelaron golpes internos, pero no se presentaron fracturas. Otros tres se quejaron de maltrato. Timea Szabo, legislador del partido de centroizquierda Diálogo, dijo que la oposición sigue comprometida en combatir los cambios iniciados por el gobierno a las leyes laborales de horas extras.
“Planeamos actos de desorden civil, bloqueos de calles con sindicatos y más manifestaciones”, dijo Szabo el martes a periodistas extranjeros.
Se negó a dar detalles, tanto por la necesidad de coordinar la acción como de mantener “el elemento sorpresa”.
Las protestas se centran en una ley que permite a empleadores pedir hasta 400 horas extras de sus trabajadores al año, lo que podría reinstaurar la semana laboral de seis días, mientras demora los pagos hasta por tres años.
El gobierno derechista del primer ministro Viktor Orban, quien ganó un tercer periodo consecutivo durante las elecciones nacionales de abril, dijo que las normas de horas extras están diseñadas para aliviar una severa escasez laboral y permitir que los trabajadores tengan mayores ingresos.
El gobierno dice que las horas extras son opcionales para los empleados. Sin embargo, los opositores dicen que, en la práctica, los cambios son una invitación a la coerción de los empleados del sector industrial, a quienes se les han ignorado los derechos por décadas.