El rector-arcipreste de Notre Dame, Patrick Chauvet, ha anunciado que se han salvado dos de los objetos religiosos más importantes que albergaba la catedral: la Corona de Espinas y la Túnica de San Luis.
La reliquia de la Corona de Espinas corresponde a la corona que los soldados romanos colocaron a Jesús de Nazaret en la cabeza durante su crucifixión para burlarse de que se hubiera proclamado rey de los judíos.
El otro objeto rescatado es la Túnica de San Luis, un jubón que supuestamente perteneció al rey Luix IX (1214-1270), último monarca europeo que se embarcó en una cruzada para recuperar Jerusalén.
¿Cómo llegaron estos objetos a la emblemática catedral parisina? Aquí te lo contamos.
El sitio web de la Catedral recuerda que la veneración de los instrumentos de la Pasión de Cristo se remonta al siglo IV en los relatos de los peregrinos que llegaron hasta Jerusalén. En particular se destacaba la Vera Cruz, rescatada en el año 326 por Santa Helena, madre del emperador Constantino.
Luego, “entre los siglos VI y VII, las reliquias fueron transferidas a Constantinopla en la capilla de los emperadores bizantinos para protegerlas de los saqueos como los sufridos en el Santo Sepulcro ante las invasiones persas”.
En 1238, Baduino II de Courtenay, el último emperador latino de Constantinopla, se encontraba “en grandes dificultades financieras y le propuso al rey de Francia Luis IX, futuro santo, que se encargue de la corona de espinas, oferta que este último acepta. Pero los regentes del imperio ya habían ofrecido las reliquias a banqueros venecianos a quienes San Luis compensará luego”.
El 10 de agosto de 1239 el rey recibió 22 reliquias y el 19 de agosto la “procesión llegó a París, el rey abandonó su atuendo real, se colocó una sencilla túnica y, descalzo, ayudado por su hermano, llevó la Santa Corona hasta Notre Dame de París”.
Entonces decidió edificar un relicario “a la medida de estas reliquias: la Santa Capilla. Durante la Revolución Francesa las reliquias fueron enviadas a la abadía de Saint Denis y, sin sus relicarios, a la biblioteca nacional”.
“Tras el Concordato de 1801 (entre la Francia de Napoleón y el Vaticano), la Santa Corona se entregó en 1804, junto con otras reliquias, al Arzobispo de París, quien las colocó como parte del tesoro de la Catedral el 10 de agosto de 1806”, donde se conservaban hasta ahora