Se trata de la decimocuarta reunión del G20, la primera que se realiza en Japón, en la ciudad de Osaka, y se ha convertido en una de las más esperadas de los últimos años quizá porque el propio caldeado ambiente internacional está urgido de que alguien apague las llamas lo más pronto posible.

De los 19 países miembros, una mezcla de países industrializados con economías emergentes, a la cita nipona solo faltará el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Estará ausente de este foro que proporciona una oportunidad dorada para reunirse con diversos importantes líderes mundiales y aprovechar la oportunidad para concertar visitas oficiales de Estado, hablar de agendas comunes y darse a conocer.

En su conjunto, el cónclave representa al “66 por ciento de la población mundial y el 85 por ciento del producto bruto mundial” en casi tres quinquenios se ha convertido en un imprescindible espacio global en la que países que van a distintas velocidades y arrastran diversas problemáticas participan aportando su punto de vista común en la búsqueda de soluciones a desafíos que son de calado mundial.

En esta edición abordarán temas de impronta relacionados con la lucha contra el cambio climático, políticas migratorias integrales y de igualdad de género así como el envejecimiento de las sociedades; el empoderamiento de la mujer, la innovación, la economía digital y la Agenda 2030, así como los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Desde luego que la agenda ya está eclipsada por las enormes tensiones derivadas de la guerra comercial de Estados Unidos contra China y en la que también están otros países sumándose en la medida que van contrarrestando a Washington respondiéndole con incrementos en barreras arancelarias.

Casi con el mismo nivel de presión se llega al G20 con una enorme tirantez geopolítica, hasta Osaka arribará el presidente Donald Trump convertido en el sheriff del pueblo con una pistola a cada lado y con el seguro levantado.

No puede haber peor escenario ni geoeconómico ni geopolítico. El mandatario chino, Xi Jinping sostendrá una reunión con su homólogo estadounidense buscando rebajar el rifirrafe arancelario creado por el inquilino de la Casa Blanca.

Trump sigue presionando por todos lados a fin de que sus condiciones sean aceptadas, y estará presente además en momentos gélidos en las relaciones con Rusia, de nada sirvió su encuentro en Helsinki con el mandatario Vladimir Putin en julio del año pasado.

India también ha comenzado a responder a Estados Unidos imponiendo arancelares ad valorem a determinadas importaciones norteamericanas; al menos se ha logrado que Trump retirase los aranceles a las importaciones de acero y aluminio a Canadá y a México.

A COLACIÓN

Hablé con Miguel Álvarez de Eulate, director de la Fundación de Estudios Estratégicos e Internacionales (FESEI), acerca de cómo llegamos en relaciones internacionales a esta nueva fecha del G20.

En su visión, el análisis es amplio porque hay que considerar múltiples aspectos para hablar de un todo formado por varias variables: económicas, financieras, comerciales y políticas.

En las políticas, Álvarez de Eulate señaló que Trump está jugando fuerte con su electorado y “él tiene a su favor que la economía está creciendo en torno a un 3 por ciento con apenas desempleo”; al líder de la Unión Americana le interesa tener consigo al ciudadano norteamericano promedio.

Desde nuestro punto de análisis, él lo que quiere es seguir con sus herramientas de su ciclo proteccionista frente al aumento del poder mundial de China, esa es la razón de su guerra comercial y de los últimos acontecimientos sobre el 5G”, dijo.

Para Álvarez de Eulate, Estados Unidos empieza a ver debilitada su producción de alta tecnología en la que China crece a pasos agigantados “hace veinte años producía barato y ahora compite produciendo alta tecnología”; eso, añadió el experto, pone en riesgo el dominio norteamericano en el mundo. ¿Lograrán una tregua comercial?

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales