El flamante primer ministro, Boris Johnson, prometió el miércoles que el Reino Unido saldrá de la Unión Europea el 31 de octubre “sin dudas, quejas ni peros”.

Parado frente a la puerta negra 10 de Downing Street, Johnson dijo que “después de tres años de vacilaciones infundadas, es hora de cambiar la trayectoria”.

Se mofó de “los que dudan, los pesimistas” convencidos de que será incapaz de salir del impasse que derrotó a su predecesora, Theresa May.

Johnson asumió con la promesa de sacar al Reino Unido de la UE y unir a un país profundamente dividido en torno al Brexit.

No será fácil de cumplir. En apenas 99 días deberá consumar el Brexit “cueste lo que cueste”, de acuerdo con su promesa de campaña.

Precisamente debido a la promesa de salir de la UE a toda costa, los secretarios de defensa, educación, transportes, gobierno local y comercio internacional han anunciado sus renuncias. El secretario del Tesoro, Philip Hammond; el de Justicia, David Gauke; el de Desarrollo Internacional, Rory Stewart, y el número dos de facto del gobierno de May, David Lidington, ya renunciaron.

Boris Johnson designó a Sajid Javid, jefe del Tesoro, uno de los puestos de mayor jerarquía en el gabinete.

A su vez, Priti Patel fue designado sucesor de Javid como secretario de Interior.

Algunos dijeron que preferían irse antes que continuar bajo Johnson con su promesa de consumar la salida el 31 de octubre.

Muchos legisladores, incluso oficialistas, que poner fin bruscamente a décadas de comercio sin fricciones será un golpe devastador para la economía nacional.

La canciller alemana, Angela Merkel, deseó a Johnson buena suerte y éxito y dijo que anticipa “buena cooperación y una mayor profundización de nuestra relación bilateral”.

Merkel dijo en un comunicado que la relación entre Alemania y Gran Bretaña está “formada por una profunda amistad y estrecha sociedad”.

Nos conectan las relaciones personales de la gente, los lazos económicos de las empresas, nuestro compromiso común por un orden internacional basado en las normas y nuestra común tradición europea”, añadió.

El exalcalde de Londres y exsecretario del Exterior obtuvo el puesto supremo de la política británica tras ganar la contienda por el liderato del Partido Conservador.

Célebre por sus bravatas, chistes en latín y cabellera rubia, Boris Johnson venció por abrumadora mayoría a su rival, Jeremy Hunt, al obtener dos tercios de los votos de unos 160 mil afiliados al partido.

La jornada de teatro político cuidadosamente coreografiado inició con la asistencia de May al Parlamento para su última sesión semanal de preguntas al primer ministro.

La sesión, habitualmente ruidosa, fue tranquila, los parlamentarios conservadores elogiaron el apego al deber de May y los opositores expresaron sus mejores deseos, a la vez que apuntaron sus cañones contra el sucesor. May se limitó a menear la cabeza cuando el líder laborista, Jeremy Corbyn, le preguntó si ayudaría a frenar “los planes temerarios de su sucesor” con su promesa de salir de la UE incluso sin un acuerdo de divorcio.

Con respecto a Boris Johnson, May solo dijo que le complacía entregar el puesto a un conservador comprometido con “cumplir la votación del pueblo británico en 2016 y ofrecer un futuro promisorio al país”.

Y le respondió a Corbyn: “Como líder partidaria que aceptó que su tiempo se había acabado, tal vez ha llegado el momento de que él haga lo mismo”.