Después de dos meses de una respuesta frenética al coronavirus, la Casa Blanca planea virar el enfoque público del presidente Donald Trump sobre la pandemia hacia las crecientes medidas para aliviar la devastación económica que ha provocado.

Luego de que hace unos días declaró que los científicos deberían explorar la posibilidad de inyectar desinfectantes como una posible cura contra el virus, ahora Trump ha rechazado la utilidad de sus informes diarios sobre las labores para frenar los contagios y atender a los enfermos, en los cuales se ha enfrentado una y otra vez a expertos científicos. Los asesores del mandatario intentan ponerlo en un entorno mucho más familiar para él, y tal vez más seguro: hablar de la economía, en ambientes más controlados.

Se trata de una urgencia política luego de que sus aliados han percibido una erosión en el respaldo al mandatario. El que había sido su mayor activo en la campaña de reelección, su capacidad de acaparar los espacios noticiosos con sus actuaciones desenfadas, se ha convertido en un pasivo a diario.

Algunos estados han comenzado a atenuar las órdenes de cierre, y se anticipa que Trump comience a resaltar la labor de su gobierno para ayudar a las empresas y empleados. Sus asesores señalan que el presidente sostendría conversaciones más frecuentes con directores generales, dueños de empresas y beneficiarios de los billones de dólares en ayuda federal que ya han sido aprobados por el Congreso, y comenzaría a delinear lo que espera ver en un futuro paquete de recuperación.

El cambio coincide con lo que la Casa Blanca considera señales alentadoras en todo Estados Unidos, en el que empiezan a estabilizarse las cifras de nuevas infecciones y a reducirse el número de muertos.

De todas formas, algunos expertos médicos advierten que el virus continuará siendo una amenaza al menos hasta que se desarrolle una vacuna, y que el riesgo de una segunda oleada sigue manteniéndose alto si se atenúan muy pronto las medidas de distanciamiento social o si no se desarrollan planes para efectuar pruebas y rastrear contactos antes de que la gente vuelva a su comportamiento normal.

La Casa Blanca está deliberando si continuará efectuando conferencias de prensa sobre el tema en una forma modificada y sin la presencia de Trump, posiblemente en otro sitio. Antes de que el mandatario tuiteara el sábado que esas reuniones de información “no valían la pena ni el tiempo ni el esfuerzo”.

Por lo regular, pocos estadounidenses consideran a Trump una fuente de información sobre la pandemia, ni confían en él en ese sentido, según un sondeo de la agencia AP y el NORC Center for Public Affairs Research difundido la semana pasada.

Con información de AP