Algo urgente tendrá que ocurrir en el Congreso del Estado para que de una vez por todas terminen las injusticias, los abusos y las presiones en contra de los trabajadores que allí laboran, y que día a día le dan vida al Poder Legislativo de Puebla.
Porque en el edificio que alberga la cámara de diputados local se sigue catalogando a las personas como empleados de primera, de segunda y de tercera.
Política implementada ni más ni menos que por el señor, el mandamás, el rey y/o emperador de la suprema corte legislativa, Jorge Aguilar Chedraui (JACH), diputado del PAN.
Y es que en el Congreso no sucede nada si Jorgito no da su visto bueno y lo palomea.
Las órdenes expresas en todas y cada una de las áreas legislativas, particularmente en la Secretaría General que encabeza José Rodríguez Medina, “el che che”, es pedir permiso antes de actuar.
Así, tal cual, lo ha impuesto su majestad, JACH, quien jura y perjura que el sucesor del gobernador Tony Gali o del presidente municipal Luis Banck Serrato será él y nadie más.
El terrorismo laboral en el Congreso local está a la orden del día.
Despidos injustificados que se operan, concretan y ejecutan en lo más oscuro de los pasillos del edificio ubicado en el número 128 de la Avenida 5 poniente, del Centro Histórico, de modo que nadie los sepa.
Cosa rara si recordamos que el miércoles pasado el gobernador del estado, Tony Gali, prometió, durante su primer discurso como mandatario, que su administración impulsará un gobierno “cercano a la gente, humanista, incluyente, abierto, promotor de la participación ciudadana y transparente en su actuación”.
El gobernador, empeñó su palabra para erradicar todo lo que precisamente se da en la LIX Legislatura que encabeza el terror de los trabajadores del Congreso, el diputado Jorge Aguilar.
Por cierto que Jorgito se hizo que la Virgen le hablaba para evitar esclarecer a detalle el saqueo a las arcas de la Secretaría de Salud del Estado vía su presunto operador de lujo en la dependencia, Alfonso Eduardo Letayf Acar, director de Operación e Infraestructura.
Porque, de acuerdo a lo publicado por el periódico Cambio, fue el malogrado líder del Congreso quien habría permitido que Letayf Acar, junto con su pariente el empresario Eduardo Torres Chedraui, desfalcaran la secretaría entonces a su cargo por un monto de 400 millones de pesos.
La versión señala que esto sucedió durante el 2011 y 2013, acción que fue tolerada por el flamante diputado Jorge Aguilar.
Es por ello que ahora no se extraña que el legislador pudiera estar haciendo lo mismo con la administración del Congreso, donde él es el amo y señor de los dineros.
Jorge Aguilar quita y otorga plazas a diestra y siniestra.
A la hora que se le antoja pone de patitas en la calle a quien según él hable mal de su persona.
Incluso les ha exigido a los líderes del resto de las bancadas que los colaboradores que tengan deben estar a su disposición si es que quieren seguir cobrando su suelo cada quincena.
De lo contario, el rey del Congreso se encarga de echar de sus puestos a empleados administrativos, operativos, de logística, de seguridad y hasta de limpieza, sin importar el puesto, rango o el nivel que tengan.
Por cierto que una de las alfiles que día con día reporta cualquier incidente o tema relevante en el congreso a Jorge Aguilar es la directora de comunicación, Marissa Vanessa González Salinas.
La encargada de la comunicación en el Poder Legislativo es una de las informantes más fieles de JACH, quien le ordenó mantener acallada a la prensa por cualquier eventualidad registrada -en su contra- en su reino, perdón, en el Congreso.
¿Hasta cuándo seguirán así las cosas en el Congreso del Estado?
¿Hasta cuándo va a cesar el terrorismo laboral en ese lugar?
Jorge Aguilar se está quedando solo, y podría enterrarse y ahogarse en su propia arena.
Una de sus grandes aliadas, Patricia Leal Islas, hoy convertida en Senadora gracias a que Javier Lozano Alarcón dejó el puesto para convertirse en Jefe de la Oficina de Tony Gali, ya no está con él.
¿Y así, comportándose como un tirano, Jorge Aguilar pretende ser candidato al gobierno del estado, o a presidente municipal?
¿Usted votaría por él?
Yo lo pensaría dos veces.
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