En tiempos de aislamiento por el coronavirus, la elefanta Mara tendrá la suerte de abandonar el sábado su pequeño recinto en Buenos Aires para trasladarse a un santuario de Brasil donde comenzará una nueva vida con más espacio y acompañada de otros paquidermos asiáticos.

El traslado por tierra desde Buenos Aires hasta la Chapada dos Guimarães, la ciudad cercana al Santuario de Elefantes de Brasil, llevará unos cuatro días y será de una gran complejidad sanitaria y logística para proteger al animal y a los que la acompañan en el marco de la pandemia, indicó el Ecoparque, el antiguo zoológico de Buenos Aires donde Mara ha residido los últimos 25 años.

La elefanta viajará más de 2 mil 500 kilómetros metida en una caja de metal de cinco metros de largo y más de tres metros de altura sobre un enorme camión que transportará a su vez contenedores de agua y reservas suficientes de alimento. La paquiderma come 100 kilos diarios de frutas, verduras y forraje.

El plan de traslado -dentro de un programa del Ecoparque para derivar a cientos de animales a entornos más idóneos- no se interrumpió pese a la pandemia y ha sido organizado puntillosamente.

“Hemos tomado todas las medidas de seguridad posibles, contamos con un personal técnico muy preparado”, explicó el secretario de Ambiente de Buenos Aires, Eduardo Macchiavelli.

Las autoridades activaron un protocolo de prevención de contagio para todas las etapas del traslado, durante el cual la elefanta de cuatro toneladas no abandonará su habitáculo. Sus cuidadores contarán con barbijos, protección ocular y otros elementos sanitarios.

Debido a la propagación de la pandemia en Argentina y -en mucha mayor medida- en Brasil, se dividió el equipo sanitario en un primer grupo conformado por personal del Ecoparque que realizará el trayecto desde Buenos Aires hasta la frontera y un segundo grupo conformado por personal del santuario, que continuará hasta el lugar de destino.

Cada equipo llevará la comida necesaria para su trayecto y de esa forma no se cruzarán alimentos a través de la frontera.

Se prevé que el camión llegue el miércoles al santuario.

Es un predio boscoso creado para rescatar paquidermos cautivos o en riesgo con mil hectáreas cubiertas de pasturas donde Mara podrá interactuar con otros ejemplares de su especie. El entorno ideal para aprender a vivir como una verdadera elefanta.

Mara ha compartido su cautiverio en Buenos Aires con dos ejemplares africanos, Kuky y Pupy, en un recinto donde contaba con pocos estímulos y que estaba rodeado de edificios e inmerso en el ruido del tráfico.

Nacida en cautiverio en India -se cree que antes de 1970- fue comercializada y mantenida en cautiverio en Alemania y luego pasó a integrar un circo en Uruguay. Posteriormente fue utilizada por dos circos en Argentina, hasta la quiebra del último cuando ingresó en carácter de depósito judicial al zoológico de Buenos Aires en 1995.

Del maltrato circense le quedaron huellas, como la deformación articular de su pata delantera derecha que estuvo encadenada, lo que hace que distribuya su peso de forma anormal.

El animal no viajará sedado, ya que se ha acostumbrado a su caja en los últimos meses. Antes de iniciar el viaje se pondrá alimento dentro del habitáculo para facilitar su ingreso.

En principio no se avizoran inconvenientes durante el viaje dado su carácter amable y dócil.

Además de estar acostumbrada al trato humano, la elefanta se ha sometido sin problemas a distintos estudios médicos durante la cuarentena previa a su traslado, como lavajes de trompa que permitieron obtener muestras para cultivos microbiológicos.

En 2017 el Ecoparque firmó un convenio con la Asociación Santuario de Elefantes de Brasil y la Fundación Franz Weber, de carácter ambientalista y con sede en Suiza, para comenzar el proceso de derivación de la elefanta.

Su relocalización ha estado precedida por la de la orangutana Sandra en el santuario Center for Great Apes de Estados Unidos y la de varios osos en The Wild Animal Sanctuary, en el mismo país.