La temporada de huracanes del Atlántico 2020, sumida en medio de la pandemia de la COVID-19, hace historia con la posibilidad de 25 tormentas con nombre, de las cuales ya han ocurrido 9, que también es un récord para la fecha, indicó este jueves la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos.
Se trata de la primera vez que la NOAA proyecta la ocurrencia de hasta 25 tormentas con nombre, rompiendo el récord de 21 del fatídico 2005, recordado por los huracanes Katrina y Wilma, dos de las siete tormentas nombradas que tocaron tierra en Estados Unidos.
La agencia federal, que cada agosto actualiza su pronóstico, reiteró hoy que la temporada ciclónica en el Atlántico podría ser «extremadamente activa», con hasta 11 huracanes, de los cuales hasta 6 podrían ser muy poderosos.
«Las temporadas extremadamente activas tienden a tener muchos más huracanes y huracanes importantes. Y esto es cierto no solo para Estados Unidos, sino también para México y toda la región alrededor del mar Caribe», alertó el meteorólogo y especialista en huracanes Gerry Bell durante una teleconferencia de prensa.
El Centro de Predicción Climática de la NOAA ajustó hoy su pronóstico a un rango probable de 19 a 25 tormentas tropicales con nombre, eso es vientos de 63 kilómetros por hora, de las cuales 7 a 11 podrían convertirse en huracanes, con vientos de 119 km/h.
Se trata de un aumento de su pronóstico de mayo pasado, que era de 13 a 19 tormentas con nombre y de 6 a 10 huracanes.
Sin embargo, la previsión de huracanes mayores se mantuvo igual: de 3 a 6 podrían derivar en ciclones con vientos máximos sostenidos de 178 km/h o más.
Bell precisó que estas proyecciones de la temporada, que comienza oficialmente el 1 de junio y concluye el 30 de noviembre, incluyen las nueve tormentas con nombre de este año, dos de ellas que se convirtieron en huracanes, Hanna e Isaías.
Ambos huracanes causaron destrucción y muerte este año. Hanna en Centroamérica, México y el estado de Texas (EE.UU.), mientras que Isaías lo hizo en el Caribe y la costa este estadounidense.
Según Bell, las condiciones oceánicas y atmosféricas actuales indican «una mayor probabilidad, del 85 %, de una temporada superior a la normal».
«Desafortunadamente, en contraste con la temporada por debajo de lo normal, ahora es muy poco probable, con solo un 5 % de posibilidades«, agregó.
Una temporada normal tiene 12 tormentas con nombre, de las cuales 6 se convierten en huracanes, incluidos 3 de categoría mayor, es decir 3, 4 o 5 (la máxima) en la escala de Saffir-Simpson.
Bell enfatizó que esta perspectiva es una guía general que no predice tormentas que tocan tierra porque ello está determinado por patrones climáticos que son solo predecibles «hasta con unos cinco o siete días de anticipación».
Las condiciones oceánicas y atmosféricas actuales, que ahora favorecen «una temporada de huracanes más fuerte», incluye temperaturas propicias de la superficie del mar, más cálidas que la media en el océano Atlántico tropical y el mar Caribe y un mayor monzón del África occidental, dijo Bell.
Agregó que se pronostica que estas condiciones, y un «potencial» desarrollo del fenómeno de La Niña, continuarán durante los próximos meses.
«Estas condiciones son vientos verticales reducidos que comparten vientos alisios más débiles en el Atlántico, presión de aire más baja y patrones de vientos provenientes de África que provocan tormentas más fácilmente», matizó.
Agregó que son «condiciones típicas de una temporada por encima de lo normal y extremadamente activa».
El meteorólogo dijo que el 70 % de las temporadas de huracanes en el Atlántico han estado por encima de lo normal desde 1995 y nueve han sido extremadamente activas.
El especialista de la NOAA recalcó que «la temporada de huracanes no se trata solo de los números. Se trata en gran medida de la preparación».
«Todos sabemos que solo se necesita una tormenta para tener un impacto catastrófico en las vidas y las comunidades», subrayó.
«Los residentes costeros y del interior deben prepararse ahora antes de que más tormentas amenacen como seguramente lo harán. Todos deben conocer los riesgos, tener un plan B», alertó.