Las emblemáticas playas de Ipanema y Copacabana, las más tradicionales de Río de Janeiro, registraron este domingo aglomeraciones, asaltos y un fuerte movimiento en medio de la desescalada y retomada de actividades que adelantan varias ciudades brasileñas por la pandemia del nuevo coronavirus.
Sin respetar el distanciamiento recomendado por las autoridades sanitarias y el uso obligatorio de máscaras, miles de personas se atiborraron en las soleadas playas cariocas, en las que volvieron a presentarse los llamados «arrastrones», como son llamados los asaltos colectivos a bañistas.
Río de Janeiro, que fue una de las capitales más golpeadas por la COVID-19, y estuvo al limite de colapsar en sus sistemas de salud y funerario, con el segundo pico más alto de muertes y contagios, detrás de Sao Paulo, volvió a retomar la mayoría de actividades.
La realización de algunos eventos con número limitado de personas, la reapertura de museos, restaurantes y bares y la casi normalización del comercio, a pesar de las reglas, no han evitado las aglomeraciones en la «Cidade Maravilhosa».
El estado de Río de Janeiro, según números oficiales del Ministerio de Salud, acumulaba hasta el sábado 240.776 personas contagiadas y registraba 16.985 fallecidos, teniendo como epicentro a la capital homónima y los municipios de la región metropolitana.
Brasil, con más de 4,3 millones de casos confirmados, es el tercer país con mayor número de contagios de COVID-19, detrás de Estados Unidos e India.
Por número de muertos, con más de 131.000 decesos, el país suramericano es el segundo en el mundo, detrás de Estados Unidos, y su apuesta ahora es por las vacunas para una población de 210 millones de habitantes.
El Gobierno federal y varias Administraciones regionales ya establecieron acuerdos internacionales para probar, producir y comercializar las diferentes iniciativas inmunológicas que están siendo desarrolladas en el Reino Unido, China, Rusia, Estados Unidos y Alemania.