La líder maya Leydy Pech fue galardonada este lunes con el Premio Goldman, considerado «el Nobel de Medioambiente«, por su lucha en el sureste mexicano contra la soya transgénica de la multinacional Monsanto.
Pech, apicultora de 55 años y oriunda del municipio de Hopelchén, consiguió en 2017 que el gobierno mexicano revocara los permisos concedidos en 2012 al gigante de la agricultura tras cinco años de lucha junto a su comunidad.
«Eso nos da una enorme satisfacción como pueblo indígena. Hicimos un gran paso de resistencia para nuestra tierra y para nuestros bosques«, consideró la líder maya en el video de presentación del Premio Goldman, que distinguió a Pech en su categoría de Norteamérica.
La apicultora maya, destacó el comunicado del premio, tiene «3 mil años de tradición» en la Península de Yucatán, donde vive y trabaja con sus abejas la activista distinguida.
En 2012, el gobierno concedió a Monsanto un permiso para plantar soya transgénica en siete estados, licencias que se otorgaron «ilegalmente«, según Goldman.
«México tiene un tratado internacional donde ha aceptado consultar a gente indígena cuando un proyecto los pone en riesgo. Cuando nos enteramos que el gobierno había otorgado los permisos sin consultarnos, por supuesto decidimos presentar una demanda«, explicó Pech.
La demanda surgió efecto en 2015, momento en el que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) suspendió los permisos hasta que no se llevara a cabo esa consulta, aunque «las dificultades acababan de empezar» porque la plantación y el vertido de pesticidas tóxicos «no se detuvo«.
«No sentí miedo porque como mujer maya sé que puedo luchar. Necesitaba mantenerme fuerte y mostrar fuerza a mis camaradas en las dificultades», sostuvo.
Entonces se iniciaron una serie de reuniones entre comunidades indígenas para tratar el asunto mientras se empezaban a dar enfermedades que podrían estar relacionadas con la soya y que ponían «en riesgo» la vida de los mayas.
Finalmente, en septiembre de 2017 el Gobierno retiró los permisos gracias, detalla el fallo del premio, «a la persistencia de Pech y su coalición».
Durante los años de operación de las plantaciones de Monsanto, la contaminación «no paró de crecer» y las abejas «estaban muriendo» por la tala de bosques y «por las fumigaciones aéreas», enfatizó la líder.
Tras su victoria contra la multinacional, Pech y su comunidad no se detuvieron.
«Nos estamos organizando en nuestros pueblos, estamos volviendo a nuestro conocimiento. Y eso es lo que quiero decir al mundo: los mayas estamos vivos y los mayas estamos luchando. Es una lucha de vida», expresó.
El Premio Goldman, otorgado en San Francisco desde 1989, distingue cada año a líderes de seis regiones del mundo por su liderazgo y activismo ambiental, está dotado económicamente para ayudar en la causa de sus premiados.