El número de fallecidos a consecuencia de los ataques perpetrados por los rebeldes ugandeses de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) en los últimos siete días en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) asciende ya a 37, según informaron hoy a Efe activistas de la sociedad civil de la zona.

Los ataques se concentran en la zona de la municipalidad de Beni, en la provincia congoleña de Kivu del Norte, y la cifra de muertos aún es provisional ya que todavía hay varios desaparecidos.

«La cifra de 37 es poco, porque hay cuerpos que todavía no se han podido encontrar, sin contar las personas capturadas por los milicianos. Es mucho pero aún es una cifra provisional», indicó a Efe este miércoles el líder de la sociedad civil de Beni, Kizito Bin Hango.

Esta serie de ataques comenzó el 4 de febrero, en el sector de Ruwenzori de Beni, con una incursión que dejó cuatro muertos. Después 16 civiles fueron asesinados en Mabule, cinco en Mabule, once en Kamole y otro más en Ngadu.

«Son ataques que se hicieron aunque las posiciones del ejército y las de los cascos azules están justo al lado», manifestó Kizito Bin Hango.

«El ejército, desgraciadamente, siempre tarde«, agregó, manifestando el sentimiento de frustración de la población de la zona por las constantes matanzas..

Las ADF empezaron su campaña violenta en 1996 en el oeste de Uganda como contestación política al régimen del presidente ugandés, Yoweri Museveni, al que acusaban de ir contra los musulmanes, pero el Ejército forzó su repliegue a la frontera con la RDC.

Desde allí hacen incursiones en territorio congoleño, que en el último año han aumentado en frecuencia y brutalidad.

Su programa es difuso, más allá de una posible conexión con la organización yihadista Estado Islámico (EI) y un «modus operandi» consistente en atacar y ocultarse gracias a una geografía montañosa, que les permite escapar a las operaciones del Ejército congoleño y de la misión de Naciones Unidas sobre el terreno (MONUSCO).

El noreste de RDC lleva años sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército regular pese a la presencia de la fuerza de paz de la ONU, que tiene desplegados a más de 15.000 efectivos en el país.