El empleo informal y la mendicidad ganaron las calles de Pachuca en esta Semana Santa, multiplicándose aquellos que limpian parabrisas, piden limosna a nombre de fundaciones o asilos, realizan malabares, venden artesanías y dulces, o simplemente piden “para un taco”.
Se trata en muchos casos de mujeres que cargan bebés o pequeños en las espaldas, bajo los rayos del sol, ofreciendo alguna paleta de caramelo a cambio de unas monedas, como es el caso de las que lo hace en el distribuidor vial Miguel Hidalgo.
Las hay también de origen indígena, que acompañados de niños de corta edad caminan entre los autos en el bulevar Nuevo Hidalgo, a la altura de la colonia Tulipanes, ofreciendo cestos de palma para las tortillas, “sopladores” o bolsas tejidas.
En el cruce de la avenida Centenario con el bulevar Nuevo Hidalgo, media docena de varones venden lo mismo mesas para desayunar en cama que lámparas, papalotes de plástico que jugo de naranja en bolsa o bolsas con piña rebanada y enchilada.
En el cruce de la avenida Camino Real de la Plata y el bulevar Felipe Ángeles, personas solicitan limosna para tratamientos de hemodiálisis, o para fundaciones de asistencia a ancianos, huérfanos, discapacitados, etcétera.
Ancianas se apostan en el cruce del bulevar Ramón G. Bonfil con el bulevar Colosio, ofreciendo chicles y chiclosos en minúsculas canastas de palma tejida, donde reciben monedas de los automovilistas.
La mendicidad se observa además en el centro de la ciudad, por niños que caminan entre las mesas de restaurantes en el Portal Juárez, en tiendas de pastes o neverías, pidiendo para comprarse “un taco”.
Por las calles, tanto en el centro como en las colonias, caminan personas llevando bolsas con chocolates baratos o paletas de caramelo, que piden dinero para misiones eclesiásticas.
Los hay también que con escasa o buena habilidad, realizan malabarismos con pelotas de plástico o bastones, o realizan acrobacias en espera de obtener algunas monedas.
Grupos de jóvenes han ganado las calles en estos días y armados con una botella con agua jabonosa, un “jalador” y una franela, se dan a la tarea de limpiar parabrisas “por lo que guste usted cooperar”.