La industria de Hollywood ha buscado como nuevo nicho aquellos seguidores de la cultura japonesa con la compra de derechos de clásicos de la animación nipona para adaptarlas a la acción real o live-action.
Tal es el caso de adaptaciones como “Meteoro” (Hermanos Wachowski, 2008), “Dragon Ball: La Evolución” (James Wong, 2009), así como próximamente una película de la serie Death Note y los proyectos aún en proceso de adaptaciones de «Neon Genesis Evangelion» y el clásico de culto “Akira”.
Esta temporada de primavera, la industria estadounidense le apuesta a recrear otro clásico de culto, “Ghost in the Shell”, titulado en nuestro país como “La Vigilante del Futuro” la cual es dirigida por Rupert Sanders (Blancanieves y el Cazador, 2012).
Basada en la historieta japonés (o manga) creada por Masumune Shirow e inspirada en su OVA o primer película del año 1995, la cinta relata la historia de La Major, un híbrido ciborg-humano quien dirige un grupo operativo de elite llamado Sección 9 que busca desenmarañar un complot corporativo que pondrá en riesgo el proyecto de hacer del ser humano un híbrido, como lo es ella.
Mucha polémica ha habido ante la elección de Scarlett Johansson en este emblemático papel para muchos de los fanáticos de este anime, ante la elección de una actriz norteamericana en lugar de una de origen japonés para este papel.
A pesar de lo que pueda causar esta polémica, la elección de Johansson es correcta, y asume su papel con compromiso y entrega ante este místico y atormentado ciborg a quien se le conserva su esencia que busca constantemente esta humanidad que cree haber perdido.
Los guionistas Jamie Moss y Ehren Kruger buscan no salirse del concepto que representa esta historia, sin embargo ante un aparente temor a perder audiencias promedio, llevan a lugares comunes una existencialista historia de ciencia ficción a un plano simple sobre un complot con secuencias acción, robots y la lucha entre el bien y el mal.
Es cuando la historia intenta entrar en los aspectos existencialistas del personaje que falla ante su pobre tratamiento y el poco uso de herramientas narrativas para atrapar al espectador que en varias secuencias resulta tediosa y poco interesante.
Pese a esto, la película compensa esta carencia con secuencias de acción bien filmadas y un diseño de producción y fotografía soberbias que recrean este universo en el plano “real” de forma inimaginable y memorable.
Además de estos aspectos técnicos, la música de Clint Mansell aporta ritmo a la cinta cuando lo amerita con su composición logrando una banda sonora adecuada y memorable en algunas piezas.
Pese a sus aspectos técnicos la cinta no logra cuajar su ritmo del todo, y tan es así que su “boca a boca” la ha hecho fracasar en taquilla, y también, recibiendo poco apoyo de los mismos fanáticos de esta saga.
Visualmente arriesgada, pero narrativamente con poco que ofrecer, la película queda más en el logro de Johansson por tratar de aportar su talento actoral a este emblemático personaje que se añade a su filmografía.
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