Debido a la emergencia sanitaria, ansiedad y duelo, desplazaron a los problemas de conducta y aprendizaje como los motivos principales por los cuales los niños llegan a los centros de atención de la Facultad de Psicología (FP) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La Encuesta de Seguimiento de los Efectos del COVID-19 en el Bienestar de las Niñas, Niños y Adolescentes (#ENCOVID19Infancia) del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia revela que en nuestro país 35.7 por ciento de los hogares con niños reportaron síntomas de ansiedad severa.

En mayo de 2020, 75 por ciento de los hogares con presencia de niños de 0 a 17 años reportó que sus ingresos se redujeron con respecto al mes de febrero de ese mismo año, y en 32.3 por ciento de los hogares uno o más integrantes perdieron sus fuentes de ingreso.
Macouzet Menéndez, maestra en psicología clínica de la UNAM, explicó que las afectaciones a la salud mental varían según cada niño y su contexto, pero algunos signos de alerta pueden ser: cambio radical en su comportamiento y que pierdan interés por el entorno.

Puede haber modificaciones en la alimentación o el sueño. Los niños cuando presentan depresión no necesariamente están tristes pueden estar irritables o preocupados, enfatiza.

Actualmente los menores tienen carencia en el tiempo de convivencia, contacto físico, falta de movimiento, así como contacto visual, que es importante para niños en edad escolar.