La cifra de muertos en el operativo policial que tuvo lugar el jueves en una favela de Río de Janeiro aumentó de 28 a 29, según informó este sábado la Policía, cuya violenta actuación ha sido condenada por organizaciones internacionales.
La Policía Civil confirmó en una escueta nota que 28 presuntos «criminales» y un inspector «murieron en la operación«, desplegada en la favela de Jacarezinho, en la zona norte de la capital fluminense, y que se extendió por nueve horas.
El viernes por la noche, la corporación ya elevó el número de fallecidos de 25 a 28, sin dar mayores detalles.
La acción tenía por objeto combatir el reclutamiento de menores por parte de una banda de traficantes, pero terminó convirtiéndose en la «mayor masacre» policial en la historia de Río de Janeiro, según diversas asociaciones de Derechos Humanos.
La Policía de Río sólo ha divulgado hasta el momento la identidad de apenas tres de los presuntos 28 criminales, cuando ya han pasado más de 48 horas desde el inicio de la operación, según el portal G1.
El fiscal general de Brasil, Augusto Aras, pidió en la víspera al gobernador de Río, Claudio Castro, y a otras autoridades de la región que «esclarezcan las circunstancias» de la acción, ante las múltiples denuncias de abusos por parte de los agentes.
El juez Luiz Edson Fachin, de la Corte Suprema de Brasil, afirmó incluso haber visto indicios de «ejecuciones arbitrarias» en videos que analizó.
Según relatos de vecinos y videos publicados en las redes sociales, durante la operación los agentes invadieron domicilios sin autorización judicial, dispararon a personas rendidas y confiscaron los celulares de los testigos.
La Policía Civil negó todas las acusaciones de abusos y afirmó que actuó de forma planificada y bajo la supervisión de la Fiscalía.
El gobernador Castro, dijo, por su parte, que la acción fue fruto de un «largo y detallado trabajo de inteligencia» que se prolongó durante «diez meses«.
Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW), entre otras organizaciones, han condenado esta brutal operación, que ha indignado a los vecinos de la favela de Jacarezinho, que la han calificado de «masacre» y «genocidio» contra la población negra.
La Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) también manifestó su preocupación y denunció posibles intentos de las fuerzas de seguridad para evitar que se pueda llevar una investigación independiente de lo ocurrido.
Sólo en el primer trimestre de este año 453 personas han muerto a manos de uniformados en Río, según datos oficiales.