La principal especie del parásito que causa malaria en humanos (Plasmodium falciparum) ha logrado desarrollar resistencias a todos los fármacos antipalúdicos, de ahí la importancia de buscar nuevos. Ahora, científicos han identificado una molécula capaz de eliminar en ratones los parásitos del paludismo.
Se trata de un compuesto identificado tras rastrear 800 y que en los experimentos preclínicos ha demostrado que puede eliminar rápidamente los parásitos con una sola dosis, evitando en gran medida el desarrollo de resistencia al tratamiento, lo que es muy importante para luchar contra P. falciparum, la especie más peligrosa para humanos.
Históricamente esta ha sido la más prevalente, la que más mortalidad ha producido y, por tanto, la que más ha evolucionado desarrollando resistencias a todos los compuestos usados en clínica, incluyendo los actuales.
La descripción de la molécula (MMV688533) se publica en la revista Science Traslational Medicine, en un artículo liderado por investigadores del Irving Medical Center de la Universidad de Columbia (Nueva York) y firmado también por científicos españoles.
Aunque son necesarias más pruebas y desarrollar los ensayos en humanos, los resultados de James Murithi y sus colegas sugieren que el nuevo compuesto es «un paso prometedor» hacia una cura para las infecciones de malaria con una sola dosis, resume la publicación.
El paludismo es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos hembra del género Anopheles infectados y los investigadores predicen que su compuesto podría ser eficaz en humanos con dosis únicas relativamente bajas, lo que reduciría los costes y mejoraría la adherencia al tratamiento.
«Esta molécula es especialmente buena por sus propiedades. Es un compuesto que ejerce su mecanismo de acción antimalárica de una manera muy rápida, equivalente a la cloroquina (medicamento usado para prevenir y tratar el paludismo)», explica el español Francisco Javier Gamo, autor del estudio.
Esto, añade, podría hacer detener rápidamente el crecimiento del parásito, impedir desarrollar una enfermedad complicada y aliviar rápidamente los síntomas.
Además, destaca, en los experimentos preclínicos se ha demostrado una baja propensión a la resistencia, el principal factor que «deja fuera de juego» a los antimaláricos actuales, lo que sugiere que, cuando se consiga utilizar en la clínica, «los parásitos lo tendrán muy difícil para desarrollar resistencias».
Otra de sus propiedades es que es activa contra todas las cepas, incluyendo aquellas resistentes a los fármacos usados hoy en día. Pero, además, no solo se ha constatado la efectividad contra P. falciparum, sino también en Plasmodium vivax.
Esta última es la especie más prevalente fuera de África y, si bien no causa tanta mortalidad como la otra, las morbilidades asociadas, como los picos de fiebre, tienen un gran impacto social.
Cabría esperar que el compuesto fuese igualmente efectivo contra otras especies de Plasmodium que también infectan humanos, si bien falciparum y vivax son las más prevalentes.
Hasta el momento se han completado las fases para desarrollar el candidato preclínico y el objetivo ahora es hacer los estudios necesarios para empezar su análisis en humanos, es decir, la primera etapa del desarrollo clínico.
En esta fase -aún sin fecha- participarán voluntarios sanos y el objetivo principal será establecer si la sustancia es segura y constatar que no produce daños, así como determinar la mejor forma de administrarla y la dosis adecuada que no produciría lesiones.
Este tipo de moléculas tiene «gran importancia» porque en el contexto actual de la lucha contra la malaria parece que «los avances se han tomado un respiro», después de más de quince años de éxitos en los que las reducciones anuales del número de personas infectadas, de enfermos y de fallecidos han sido significativas.
Sin embargo, agrega el investigador español, tanto los números de infecciones como de muertes permanecen prácticamente constantes desde hace cinco años.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, se estima en 229 millones los casos de paludismo en todo el mundo en 2019 y el número de defunciones en 409.000.
Para Gamo, detrás de las cifras hay «una receta perfecta»: la resistencia a insecticidas por parte del vector -agente que transporta el patógeno-, la caducidad de algunas medidas de protección (mosquiteras) y la capacidad de resistencia a los fármacos desarrollada por Plasmodium.
Esto, aseguran los autores en su artículo, te coloca en la necesidad de identificar nuevos compuestos potentes con modos de acción distintos: este candidato preclínico, con financiación de la iniciativa MMV (Medicine for Malaria Venture), puede ofrecer la posibilidad de curación con una sola dosis, subrayan.