La lava del volcán de la isla de La Palma generó al llegar al océano una columna de vapor de agua y gases posiblemente tóxicos, circunscrita a la zona de contacto del magma y el mar y sin afectar a la población, y ha creado un delta de aproximadamente medio kilómetro de ancho.
Desde que hacia las 23.00 hora local del martes (22.00 GMT) la lava del Cumbre Vieja comenzara a caer al mar, se sigue muy de cerca la situación, en especial la de la nube de gas, que no se ha extendido lateralmente y se ciñe, al menos de momento, a una zona pequeña de interacción entre el magma y el agua.
Los expertos insisten en que, fuera del perímetro de seguridad de 2,5 kilómetros, está garantizada la seguridad para poder «discurrir con total normalidad», salvo «la incomodidad» que pueda suponer la caída de ceniza.
Con la vista siempre puesta en la seguridad de la población, la evacuación de los vecinos de los núcleos de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa se mantendrá vigente hasta que el Plan de Emergencias Volcánicas del archipiélago español de las Canarias (Pevolca) no disponga de resultados definitivos del estudio de seguimiento de los gases emitidos que se lleva a cabo.
También se mantiene la zona de exclusión de navegación de dos millas.
Asimismo, los expertos aconsejan a los vecinos de localidades próximas a la zona de Tazacorte, por donde entró la lava al mar, que extremen las medidas de precaución y se mantengan confinados en sus hogares, con puertas y ventanas cerradas para evitar la entrada de gases desde el exterior.
El mar cambia de color
Además de la columna de vapor, la lava ha creado un «enorme delta» de aproximadamente medio kilómetro de ancho, según los expertos que desde el buque Ramón Margalef, a un kilómetro de distancia de la colada, estudian los efectos de la erupción.
También las aguas del Atlántico alrededor del magma, que cae de forma tranquila al mar, han cambiado de color por los efectos del material volcánico, por lo que áreas en turquesa se unen a otras marrones.
Según los especialistas a bordo del barco, la ceniza que cae es abundante y en la zona de los acantilados donde se ha precipitado la lava se ha producido un pequeño derrumbe.
Ahora se está a la expectativa de cómo se desarrollará la situación que, según reconoce Rubén Fernández, director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), «se escapa a nuestro control».
No se descarta que la colada de magma activa, la que ha llegado desde el volcán al mar, aunque parezca que está canalizada, produzca avances significativos, pues la erupción no está «estabilizada».
De acuerdo con el Instituto Geográfico Nacional de España, el proceso de erupción estromboliano con prevalencia efusiva continúa y puede seguir mostrando episodios de incremento y disminución de actividad, mientras que el cono volcánico puede registrar variaciones en su morfología.
Daños continúan
Según cálculos aproximados del Pevolca, sin poder recurrir a vuelos de drones por las condiciones meteorológicos, la superficie afectada por la erupción se sitúa en 476 hectáreas.
Además, hay 744 construcciones afectadas (656 destruidas y 88 dañadas parcialmente), así como 23,1 kilómetros de carreteras afectados, de los cuales 21,5 están devastados, conforme a datos del sistema europeo de observación terrestre Copernicus.
También la agricultura y la ganadería se están viendo afectadas por la actividad volcánica, en especial las plantaciones de plátanos y los rebaños de cabras y ovejas, que son el corazón de pequeñas queserías artesanas.
Por el momento, la calidad del aire se mantiene buena, aunque la columna de cenizas y gases ha alcanzado los 3.500 metros de altitud en las últimas horas y se ha incrementado la emisión diaria de dióxido de azufre hasta las 10.757 toneladas.
En cuanto a la sismicidad, se concentra a profundidades de 10 a 12 kilómetros en la zona palmera de Fuencaliente, donde el 11 de septiembre comenzó el enjambre sísmico que luego se desplazó hacia el área de erupción.
Otros indicadores sísmicos muestran que el tremor es estable con amplitudes medianas y que hay cierta deformación de componente horizontal al suroeste y un incremento en la deformación vertical.