Más de 1,2 millones de refugiados en nueve días. Unos 134.000 de media cada 24 horas. La invasión rusa de Ucrania ha provocado un éxodo inédito en Europa en décadas, que se va extendiendo desde los países fronterizos, como Polonia y Rumania, hacia Alemania o República Checa.
El número de personas que han abandonado Ucrania han ido creciendo conforme el ataque ruso aumenta en violencia y las tropas invasoras penetran más en el país: si el lunes eran 500.000, dos días después eran ya 875.000 y hoy son 1,2 millones, según informa ACNUR, el Alto Comisionado para la ONU para los Refugiados.
En comparación, en todo el año 2015, un millón de personas llegó a Europa por el mar Mediterráneo huyendo de la miseria y de sangrientos conflictos en Siria, Irak o Afganistán.
La ONU evaluó ayer que la guerra en Ucrania puede provocar que hasta diez millones de personas, casi el 25 % de la población del país, tengan que huir de sus hogares. De ellos, cuatro millones buscarían refugio en países vecinos.
Ucrania pidió hoy al Comité Internacional de la Cruz Roja que ayude «urgentemente» en la creación de nueve corredores humanitarios tras alcanzar ayer un acuerdo con Rusia para un alto el fuego humanitario temporal.
Refugiados de 170 países
Más de la mitad de quienes han huido hasta ahora han llegado a Polonia. Su presidente, Andrzej Duda, prometió hoy que su país acogerá a quien lo necesite, pero adelantó también que si las cifras siguen creciendo, tendrá que pedir ayuda a otros países.
Duda dijo que entre los huidos hay ciudadanos de 170 países.
Ucrania lleva siendo desde hace años un destino de estudios para muchos jóvenes de países de África, Asia Central y la India. Se estima que en 2020 había en el país unos 80.000 estudiantes internacionales, que tratan también ahora de escapar de la guerra.
De hecho, la ONU ha informado de episodios «racistas» en los que ciudadanos de países africanos o asiáticos eran discriminados a la hora de intentar a abandonar Ucrania.
Del Moldavia a Rumania
Con apenas 8.000 habitantes, la ciudad de Siret se ha convertido en la puerta de entrada de muchos de los 167.000 refugiados que han pasado por Rumania en su huida desde Ucrania. Más de la mitad habían pasado previamente por Moldavia.
Tras ingresar en Rumania, la mayoría prosiguen su camino hacia países de Europa central y oriental.
Hasta encontrar transporte, los desplazados -en su inmensa mayoría mujeres y menores de edad- son alojados en pensiones, hoteles y centros comunitarios, o en viviendas ofrecidas por particulares.
Según un voluntario, sólo en la provincia rumana de Suceava hay más de 8.500 ofertas de estos alojamientos, más incluso que el número de refugiados a alojar.
«Hasta ahora hemos dado cobijo en nuestro centro a más de 3.000 refugiados», dice a Efe Ovidiu Ursaciuc, de la organización religiosa Fight for Freedom.
Esta ONG ha habilitado el centro en el que alojaba a expresos en fase de reinserción social para hacer frente a la emergencia, y también ayuda a los refugiados a encontrar y financiar transporte a su destino final.
Hungría, país de tránsito
Aunque más de 140.000 perdonas han llegado a Hungría desde que comenzó el ataque ruso, las autoridades han registrado hasta ahora sólo 676 solicitudes de asilo.
«El promedio diario de llegadas a Budapest es de entre 4.000 y 6.000», explica a Efe Tibor Nagy, coordinador de la oficina de emergencia que la Cruz Roja húngara ha dispuesto en la estación de Nyugati de Budapest.
El 95 % de quienes llegan a Budapest ya tienen planes de adónde quieren continuar y en un máximo de dos días salen del país hacia sus destinos, agrega Nagy.
Los demás, en su inmensa mayoría ucranianos, piden asistencia en el país, añade.
Los húngaros se han volcado con los refugiados hasta el punto de que los donativos de alimentos o material sanitario son tales que para los voluntarios que los reparten se ha hecho difícil la logística, y han pedido a la gente que, antes de traer más, consulte cuándo y qué se necesita.
Paralelamente, el Gobierno ha denunciado que la Unión Europea no está prestando ayuda económica.
El Gobierno ha cambiado su discurso y llama ahora «refugiados» a los que cruzan la frontera huyendo de la guerra.
A los sirios o iraquíes que llegaban escapando de los conflictos en sus países en 2015, el primer ministro hígaro, Viktor Orbán, los calificó de inmigrantes en el mejor de los casos, aunque también se refirió a ellos como invasores.
El Gobierno húngaro cerró entonces sus fronteras con alambradas, aplicó por sistema la expulsión en caliente de inmigrantes hacia la vecina Serbia, impuso una estricta legislación anti-inmigración y se negó a colaborar en el sistema de acogida solidaria de refugiados propuesto por la Comisión Europea.
Un millón en República Checa
El Gobierno de República Checa, sin frontera con Ucrania, ha estimado hoy en hasta un millón el número de personas que podrían llegar desde Ucrania.
De momento, han llegado unos 50.000 refugiados desde Ucrania.
En Eslovaquia, que comparte frontera con Ucrania, son ya más de 80.000 personas las que entraron en el país.
En Alemania se ha duplicado el número de refugiados hasta los 18.436, mientras que Austria ha recibido ya a unas 11.000 personas que huyen de la guerra en Ucrania.