Se ve lejano ya el 2001, cuando estrenó la primera cinta de la ahora famosa y “rápida” saga, la cual tenía como premisa las carreras callejeras de autos tuneados, robos ilegales de combustible y tórridos romances con muchas chicas en bikini y vestidos cortos, todo esto acompañado al ritmo del hip-hop.

Si, han pasado 16 años del estreno de la primera parte de “Rápidos y Furiosos”, hemos sido testigos de las aventuras de Toretto (Vin Diesel) y compañía por 5 de las 7 películas que había (previo a la nueva entrega), los hemos visto pasar de criminales a héroes en un eterno juego del “gato y el ratón” sobre sus veloces vehículos modificados.

Es en esta, la octava entrega y tras la trágica pérdida de Paul Walker, que la franquicia vuelve a dar un sorprendente giro: Dominic Toretto regresa a las andadas dándole la espalda a su familia, para servir a una sexy e inteligente hacker, interpretada por la actriz y modelo Charlize Theron.

Ante sorprendente giro, los otros miembros de su equipo deberán unirse a un villano de previas entregas (Jason Statham) para poder capturar a nuestro antes héroe en una nueva aventura, que si bien podrá parecer absurda, obedece a sus propias reglas y es coherente consigo misma sin traicionar ese estilo que ha aumentado su base de fans desde el 2001.

Aunque pudiera parecer que vamos a ser expuestos a una entrega con elementos reciclados y abusando del cliché, el nuevo director que entra al quite en esta octava entrega F. Gary Gray (Letras Explicitas, 2015), experimenta con la narrativa y giros de tuerca que siguen esta tendencia de la saga a emular al género de los espías y cintas policíacas, logrando efectivas secuencias de acción e interesantes giros narrativos en sus personajes.

En la cinta, aparte de  lo extraordinario que resulta el personaje de Theron, se añade en un papel pequeño pero notable, la ganadora del Oscar Helen Mirren, como la madre de dos personajes que hacen su reaparición, lo cual los hace indispensables para contar esta historia.

Charlize Theron es Cipher en Fast 8

Sorprende lo mucho que ha evolucionado esta saga cinematográfica, que de ser un género de nicho ahora tenga un alcance mundial impresionante, incluso convirtiéndose esta última cinta en la más taquillera de la historia en su primer fin de semana en todo el mundo.

Esto solo pasa a comprobar lo rentable que la saga sigue siendo, y lo mucho que les queda por explotar esta marca, la cual con esta entrega deja entrever que ya se está preparando a una nueva generación para seguir los pasos de este grupo de amigos amante de los autos y las misiones secretas gubernamentales.

Sería atrevido (y hasta arrogante) pedirle a esta saga coherencia cerebral y que sea excepcional, cuando siempre ha tenido como objetivo ser un producto de entretenimiento; y lo interesante es que sin contar la taquilla, su evolución narrativa y audiovisual ha dado pasos tremendos, haciendo de esta un producto atractivo y adaptándose a su tiempo.

Así que, si usted quiere ver grandes explosiones, una aventura casi de espías internacionales, un elenco sobresaliente, muchos autos y chicas (y aparte de todo es fan de la saga), Rápidos y FURIOCHOS le gustará, ya que está al nivel de sus última entregas.

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