El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, dijo este martes que se debe «arreciar la guerra contra las pandillas» después de que tres miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) fueron asesinados por pandilleros en el occidental departamento de Santa Ana.
«Esto nos demuestra que debemos arreciar la guerra contra las pandillas», porque «si paramos ahora, ellos se van a reagrupar», dijo en una conferencia de prensa.
Agregó que «una vez adaptados a la nueva realidad, va a ser imposible extirpar ese cáncer» del país y agregó que este recrudecimiento de dicha «guerra» se debe hacer «se queje quien se queje».
El Salvador se encuentra desde finales de marzo bajo un régimen de excepción que suspende derechos constitucionales, como la defensa, que fue aprobado en el Congreso tras una escalada de homicidios.
«En un enfrentamiento con pandilleros en Santa Ana, tres de nuestros agentes de la PNC han fallecido víctimas del fuego de las pandillas», dijo el mandatario en una conferencia de prensa y señaló que una de las víctimas era el jefe de la sección de emergencias de la localidad.
Indicó que «fueron atacados mientras hacían tareas de patrullaje» e indicó que las autoridades detuvieron a uno de los atacantes, quien se encuentra lesionado y supuestamente pertenece a la facción Sureños de la pandilla Barrio 18.
«Nos demuestra que las pandillas todavía siguen allí con fuerza para atacar», indicó el mandatario y apuntó que las pandillas «van a pagar caro por el asesinato de estos tres héroes».
De acuerdo con Bukele, los dos hombres y una mujer dejan familia e hijos «en la orfandad».
El mandatario anunció que se aumentará la presencia de las fuerzas de seguridad en la zona del ataque y en otros lugares en los que tiene presencia las pandillas.
«Si ellos piensan que esto va hacer que retrocedamos en la guerra contra las pandillas, se equivocan», porque «va a ser totalmente lo contrario», dijo el presidente salvadoreño.
Agregó que «ahora van a ver de verdad lo que significa desatar la fuerza del Estado contra estos criminales» aunque «se quejen» las organizaciones de derechos humanos y «los países enemigos de nuestro pueblo».
Estas son las primeras muertes de agentes de la Policía que se reportan en un enfrentamiento con pandilleros desde que el Congreso, a petición del Ejecutivo de Bukele, decretó el régimen de excepción.
La medida fue adoptada después de que el último fin de semana de marzo una ola de asesinatos se cobró la vida de 87 personas y se atribuyó a las pandillas.
Una investigación del medio salvadoreño El Faro señala que esta escalada de asesinatos se dio tras la supuesta ruptura de una pacto entre el Gobierno y estas bandas, sin que el presidente o las autoridades hayan respondido a esta acusación.
Son más de 43.000 las personas detenidas bajo este régimen, que suspende garantías constitucionales, y las organizaciones de derechos humanos han registrado más de 3.000 denuncias de atropellos, principalmente por «detenciones arbitrarias».
Además, los reportes de los organismos de derechos humanos y reportes de la prensa apuntan a que al menos 52 personas detenidas y bajo custodia estatal han fallecido.