El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, acusó este lunes a Rusia de estar usando la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, bajo su control desde marzo, como base militar para lanzar ataques.
«Rusia está usando esta planta como una base militar para disparar a los ucranianos sabiendo que (los ucranianos) no pueden y no van a responder a los disparos, porque podrían golpear un reactor nuclear o desechos altamente radiactivos almacenados», dijo Blinken en un discurso en la sede de Naciones Unidas.
«Esto lleva el concepto de usar un escudo humano a un nivel totalmente distinto y horrendo», insistió el jefe de la diplomacia estadounidense, que representó a su país en la apertura de una conferencia para revisar el Tratado de No Proliferación nuclear (TNP).
Blinken dijo que la invasión rusa de Ucrania, además de una grave violación de la ley internacional, es un ataque directo al sistema de no proliferación atómica al ir en contra de las garantías de seguridad que Moscú había dado a Kiev en 1994 para que se deshiciese del arsenal nuclear heredado de la Unión Soviética.
Según aseguró, este movimiento lanza «el peor mensaje posible» para todos aquellos países que estén pensando si necesitan armas atómicas para protegerse.
Blinken, además, cargó contra el presidente ruso, Vladímir Putin, por usar la carta de las armas nucleares de su país para disuadir a otros de meterse en el conflicto ucraniano.
Según recalcó, EE.UU. -que junto a Rusia es el país con más armas nucleares- sigue comprometido a reducir su arsenal y a asegurar que este tipo de armamento no vuelve a usarse.
En ese sentido, destacó el acuerdo que tras tan sólo dos semanas en el poder el presidente estadounidense, Joe Biden, cerró con Putin para extender hasta 2026 el acuerdo Nuevo Start y su disposición a negociar cuanto antes un nuevo texto que sustituya a este tratado que limita el número de armas nucleares estratégicas de los dos países.
Blinken opinó que la conferencia para revisar el TNP se produce en un momento «clave», entre otras cosas por la amenaza que plantea el programa nuclear de Corea del Norte y mientras se trata de negociar con Irán una vuelta al acuerdo atómico de 2015, del que EE.UU. salió bajo el Gobierno de Donald Trump.
Según subrayó, recuperar ese pacto «sigue siendo el mejor resultado para Estados Unidos, para Irán y para el mundo».