El presidente ruso, Vladímir Putin, puso hoy en pie de guerra a los rusos al decretar la movilización parcial de 300.000 reservistas rusos para la guerra en Ucrania, medida que busca contrarrestar lo que llamó «chantaje nuclear» de la OTAN, que se propone «destruir» a Rusia.
«A día de hoy nuestras Fuerzas Armadas actúan a lo largo de una línea de combate que supera los mil kilómetros, combaten no sólo contra formaciones neonazis, sino prácticamente contra la máquina militar del Occidente colectivo», dijo Putin durante un discurso televisado.
La medida, una reacción «desesperada», según la propia Unión Europea, es a todas luces un reconocimiento del fracaso de la «operación militar especial» en Ucrania, que en casi siete meses de combates no ha logrado el principal objetivo, conquistar el Donbás, e incluso ha cedido en las últimas semanas territorio en las regiones de Járkov y Lugansk.
Para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, la movilización es «una tragedia, ante todo, para el pueblo ruso», y también un resultado de la «incapacidad del Ejército profesional» de Rusia, según dijo hoy su portavoz Serhiy Nikíforov,
Sin mencionarlo, Putin, según los analistas, admitió con esta medida por primera vez que su país está en guerra, aunque el jefe del Kremlin insiste en que los soldados rusos no sólo combaten con Ucrania, sino también con sus aliados occidentales.
La movilización sigue a la convocatoria para este viernes de referendos de integración con Rusia en las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, y en los territorios ocupados del sur de Ucrania en las regiones de Jersón y Zaporiyia, consultas ya condenadas por la comunidad internacional.
OCCIDENTE ES CULPABLE
Putin centró gran parte de su discurso en acusar a Occidente de amenazar a su país con el suministro de armamento ofensivo de largo alcance que permitiría a Ucrania «lanzar ataques en Crimea y otras regiones de Rusia».
«Con su política agresiva y antirrusa, Occidente ha superado todos los límites», denunció.
El objetivo de Occidente es «debilitar, dividir y destruir finalmente a nuestro país», dijo el jefe del Kremlin, quien destacó que «ellos (los occidentales) dicen abiertamente que en 1991 pudieron desmembrar la Unión Soviética y que ahora ha llegado el turno de Rusia».
Putin denunció que Occidente utiliza incluso el «chantaje nuclear».
«Se trata no solo de los ataques alentados por Occidente contra la central nuclear de Zaporiyia (en Ucrania, aunque bajo control militar ruso), que pueden provocar una catástrofe atómica, sino también de las declaraciones de altos cargos de la OTAN acerca de la posibilidad en emplear contra Rusia armas de destrucción masiva», explicó.
Subrayó que los ciudadanos de Rusia pueden estar seguros de que la integridad territorial, la independencia y la libertad del país están garantizadas «con todos los medios a nuestro alcance», lo que incluye armamento más moderno que el de la OTAN.
«Esto no es un farol (…). Y aquellos que intentan chantajearnos con el arma nuclear debe saber que la rosa de los vientos puede volverse contra ellos», advirtió el presidente ruso.
RESERVISTAS, PERO NO RECLUTAS NI ESTUDIANTES
En declaraciones a la televisión pública, el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, aseguró que serán movilizados 300.000 reservistas, un 1 % del potencial de este país.
Dichos reservistas deben haber cumplido el servicio militar obligatorio, tener experiencia en combate o alguna especialidad militar que necesiten las Fuerzas Armadas, aunque es improbable que sean destinados al frente.
Al respecto, Shoigú explicó que hay que «asegurar» y «controlar el territorio» ocupado por las tropas rusas en el Donbás y las regiones de Jersón y Zaporiyia.
Los primeros movilizados serán suboficiales de reserva de menos de 35 años y oficiales de menos de 45 años, según Andréi Kartapólov, el jefe del comité de Defensa de la Duma o Cámara de diputados.
Eso sí, los reservistas que sean movilizados no tienen elección. El Parlamento ruso aprobó la víspera leyes que endurecen hasta los diez años de cárcel el castigo por deserción, rendición voluntaria o negarse a entrar en combate.
Adelantándose a la oposición de muchos rusos, especialmente en las grandes ciudades, a enviar a sus hijos al frente, Shoigú aseguró que «no habrá movilización de estudiantes universitarios».
En principio, tampoco serán movilizados los reclutas, aunque las organizaciones de derechos humanos denunciaron el despliegue en las últimas semanas de un gran número de reclutas en la frontera con Ucrania.
«Ellos no serán movilizados ni enviados a la zona de la operación militar especial», aclaró el ministro.
PROTESTAS Y DESOBEDIENCIA CIVIL
En un claro gesto de desobediencia civil, el movimiento pacifista Vesná (Primavera) ha convocado una protesta nacional en Rusia contra la movilización parcial.
Bajo el lema «No a la movilización», los ciudadanos rusos están llamados a congregarse hoy en sus ciudades.
«¿Por qué las madres y los niños derramarán lágrimas? Para el palacio de Putin?», se pregunta el movimiento, que denuncia que los movilizados «deben morir para corregir los errores del régimen de Putin, que sumió a Rusia en una monstruosa matanza, aislamiento y pobreza», añadió.
Además, cerca de 200.000 personas han firmado ya una petición en la plataforma Change.org contra la movilización, parcial o total.
«Nosotros, ciudadanos de Rusia, hombres y mujeres, nos pronunciamos contra una movilización parcial o general. El presidente Vladímir Putin no tiene ni puede tener fundamentos legales o motivos argumentados y sopesados para anunciarla», señala la petición.
Desde la cárcel, el líder opositor ruso, Alexéi Navalni, predijo hoy una gran tragedia para la «guerra criminal» en Ucrania y acusó a Putin de querer «que se manchen con sangre cientos de miles de personas» para perpetuarse en el poder.
«Por supuesto, esto conducirá a una gran tragedia, a una enorme cantidad de muertes. Putin está perdiendo el país vecino, está asesinando allí a la gente y ahora echa a la trituradora de la guerra a una gran cantidad de ciudadanos rusos que deberían simplemente llevar una vida normal y ocuparse de sus familias», dijo.
También lamentó que sean civiles los que tengan que morir en territorio ucraniano.
«No entiendo una cosa. El Ejército tiene un millón de hombres. La Guardia Nacional, 350.000. El Ministerio del Interior, otro millón y medio o dos millones. En los servicios penitenciarios el mismo número. ¿Para qué llamar a filas a civiles?», escribió.