Washington. Sí, el acuerdo comercial transpacífico pasó al olvido, se dio marcha atrás con muchas medidas relacionadas con el cambio climático y fueron anuladas varias regulaciones financieras de la era de Barack Obama. Seguramente el presidente Donald Trump no ha tenido tiempo de montar una bicicleta tratando de cumplir sus promesas desde que asumió el 20 de enero.
También está la confirmación de un juez de la Corte Suprema, una tarea nada sencilla.
Pero, ¿dónde está el muro que Trump quiere construir a lo largo de la frontera con México? ¿O las represalias anunciadas contra China por sus políticas comerciales? ¿En qué quedó el desmantelamiento del plan de salud de Obama, que Trump describió como algo «fácil»? ¿O el plan de infraestructura de 3.000 millones de dólares y los enormes recortes de impuestos que, teóricamente, ya deberían estar en vigor a esta altura?
Trump llegó a la Casa Blanca montado en una cantidad de promesas ambiciosas, a menudo imposibles de cumplir, muchas de las cuales han quedado demoradas, si no han sido directamente descartadas, según un análisis de la Associated Press.
De las 38 promesas específicas que hizo Trump en su «contrato» con los votantes para los primeros 100 días, satisfizo solo 10, la mayoría mediante decretos presidenciales que no requieren legislación, como el retiro de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de libre comercio negociado por Obama.
Dejó de lado varias promesas y no pudo cumplir otras, a veces por la oposición desde adentro del Partido Republicano o por la intervención de jueces federales. De las 10 promesas que exigen acción legislativa, no solo no se ha cumplido ninguna sino que tampoco se han presentado proyectos de ley sobre esos temas.
«He hecho más que ningún otro presidente en los primeros 100 días», declaró Trump en una reciente entrevista con la AP, a pesar de que dijo que los 100 días son una «barrera artificial».
La verdad es que su plan para los primeros 100 días es una obra en desarrollo, que se va a prolongar mucho más allá del sábado 29 de abril, su centésimo día en la Casa Blanca.
Algunas de las promesas de Trump eran obviamente exageraciones. No espere que el supuesto desertor del ejército Bowe Bergdahl sea tirado desde un avión sin un paracaídas, como dijo Trump que haría durante varios actos de campaña. El líder chino recibió una cena fastuosa, con una «hermosa» torta de chocolate en la mansión de Trump de Mar-a-Lago, no la «hamburguesa de McDonald’s y la sencilla tortilla que el magnate había anunciado.
Muchas de las promesas, sin embargo, eran serias. Trump les debe a sus partidarios un muro en la frontera, por más que no sea más alto que la Gran Muralla china.
Toda una página de su manifiesto de los 100 días está dedicada a la legislación que impulsaría en sus primeros tres meses. Ninguna de esas iniciativas ha prosperado.
Otra página detalla 18 iniciativas ejecutivas que prometió emprender, muchas de ellas en el primer día. Cumplió con menos de una docena, generalmente mediante órdenes ejecutivas (decretos presidenciales), y la Casa Blanca se ufana de que fijará un récord de postguerra cuando firme más decretos esta semana.
Esto representa un giro respecto a lo que él mismo había dicho.
«Necesitamos gente que no firme decretos porque no puede sentar a la gente en una sala y negociar algún acuerdo», afirmó en New Hampshire en marzo del 2015. «Necesitamos gente que sepa conducir y no la tenemos ahora. Tenemos aficionados».
Los esfuerzos para ofrecer cuidado de niños y licencias por maternidad pagas, para reducir los costos de la educación y para invertir en barrios pobres han pasado al olvido a pesar de que los republicanos controlan no solo la Casa Blanca sino también el Congreso. El primer intento de Trump de desmantelar el plan de salud Obamacare tropezó con la oposición de muchos republicanos.