Un grupo de investigadores han registrado por primera vez datos relativos al dolor dentro del cerebro en individuos con desórdenes de dolor crónico ocasionados por apoplejías o amputaciones, según un estudio publicado este lunes en Nature.

Durante mucho tiempo los expertos han intentado comprender cómo se representa el dolor en la actividad cerebral y cómo modular esa actividad para aliviar el sufrimiento del dolor crónico.

La investigación, llevada a cabo por científicos de varios centros de investigación del cerebro, supone un primer paso hacia adelante a la hora de desarrollar nuevos tratamientos con los que paliar el dolor.

Durante meses, el grupo de expertos recabaron datos de pacientes que se encontraban en casa para ser analizados, identificando un área del cerebro asociada con el dolor crónico y biomarcadores de dolor crónico.

«Esto es un gran ejemplo de cómo las herramientas para medir la actividad cerebral (originadas de la Iniciativa BRAIN) se han aplicado a problemas significativos de sanidad pública para aliviar dolor crónico grave y persistente», dijo Walter Koroshetz, director del Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos y Apoplejías.

El experto apuntó que «estos hallazgos preliminares podrían llevar a tratamientos para el dolor efectivos y no adictivos».

El estudio señala que el dolor crónico neuropático es ocasionado por daños al sistema nervioso y se trata de un tipo de dolor que no responde bien a los actuales tratamientos.

Por su parte, el profesor asociado de anestesia y cirugía neurológica de la Universidad de California (EE.UU.) Prasad Shirvalkar, uno de los autores de esta investigación, apunta que «el dolor es una de las experiencias más fundamentales que un organismo puede tener».

«Pese a ello, hay mucho aún que no comprendemos sobre cómo funciona el dolor», lamentó.

Shirvalkar agrega que «desarrollando mejores instrumentos para estudiar y potencialmente afectar las respuestas del dolor en el cerebro», los expertos confían en «proporcionar opciones a las personas que viven en condiciones de dolor crónico».

La investigación representa un paso adelante inicial a la hora de descubrir los patrones de actividad cerebral que subyacen en nuestra percepción del dolor, señalan los expertos.

Identificarlos permitirán desarrollar nuevas terapias que puedan alterar la actividad cerebral para aliviar el sufrimiento debido al dolor crónico.