El pasado miércoles la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI determinó suspender los derechos partidistas de Alejandro Armenta Mier y expulsar a José Alarcón Hernández por haber apoyado a partidos distintos al tricolor.

Me llama la atención la declaración que José Alarcón le dio a mi compañera Irene Díaz, pues afirmó que esta situación es consecuencia de la “podredumbre” en la que está el partido, que el sacar priistas no resuelve el problema interno ni garantiza que ganaran espacios en 2018.

A ver ¿qué opina usted?: ¿si algún militante de un partido apoya a otro partido debe permanecer en su partido original o mejor cambiarse al nuevo?

Así de fácil. Es obvio ¿no?

Lo que después Alarcón le declara a Irene es asombroso, según yo: “no le preocupa la determinación de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria, debido a que ya vendrán otros dirigentes que revisarán su caso y anularán el procedimiento pues no tienen bases para su expulsión”.

Es increíble, considero, que pese a que hoy es representante de Compromiso por Puebla ante el IEE, Alarcón diga que siga siendo priista.

Algo que debo decir es que el PRI perdió a una pieza fundamental en el racional priista, un economista experto en la administración del poder y un catedrático de la política electoral. Pero creo que ese verbo está en pasado, ya lo perdió, lo dejó ir o lo expulsó, o lo que sea, pero no veo razón lógica para pensar que pueda volver o permanecer en el tricolor.

Claro que en el anterior proceso electoral, la entonces candidata Blanca Alcalá tuvo información de primera mano del actuar de Alarcón, razón por la cual solicitó se le removiera de la delegación de la SEP federal.

Otra declaración que me parece fundamental para entender el impacto de la salida de otro priista, Alejandro Armenta, es la de Ricardo Urzúa Rivera.

En entrevista que le hizo en la cámara de senadores mi compañero Renan López, Urzúa Rivera señaló que con la suspensión de Alejandro Armenta Mier de las filas del priismo, se reduce la lista de aspirantes a la gubernatura de Puebla rumbo a 2018.

“Se acorta la lista, automáticamente somos menos aspirantes y se abren más oportunidades a los cuadros que desean participar en la elección del 2018”, señaló.

La declaración por supuesto cimbra a los demás aspirantes porque dan como un hecho la salida de Armenta como una jugada más bien estratégica, impulsada nada más y nada menos que por César Camacho.

Lo que es un hecho es que el PRI atraviesa por un momento crucial para garantizar su permanencia en el ámbito público poblano y nacional, pero requiere de mucho más de lo que está haciendo para salir adelante.

El PAN en Puebla tiene el poder y la mayoría de simpatía ciudadana, razón por la cual se ve muy difícil que el tricolor pueda remontar, sobre todo si sigue actuando igual que hasta el momento. Si la depuración de liderazgos obedece a una estrategia nacional –como la aplicada con la expulsión de Humberto Moreira y Javier Duarte– entonces cabe la posibilidad de que sus decisiones abonen en la credibilidad social.

Pero si estas acciones sólo responden a la burla que han hecho varios políticos como Javier López Zavala –con su partido PSI y su inmovilidad en las anteriores elecciones- el panorama tricolor es más que incierto.

Al tiempo.

Gracias y nos leemos el próximo miércoles.

Mientras, nos encontramos en Twitter en @erickbecerra1