En un tenso primer debate presidencial, Joe Biden y Donald Trump confrontaron puntos críticos en la conversación sobre la inflación, migración, guerra en Ucrania e Israel, y el derecho al aborto. El intercambio no estuvo exento de acusaciones personales, con el demócrata tildando al republicano de «tonto y perdedor», mientras que Trump respondió llamándolo «débil» y «candidato de China».
Trump criticó duramente la dirección del país bajo el mandato de Biden, calificándolo como un declive hacia una nación del Tercer Mundo, lamentando la pérdida de respeto hacia la mirada internacional. Biden contraatacó etiquetando a Trump como «el peor presidente de la historia de Estados Unidos» y cuestionando su comprensión de la democracia.
El debate, que se llevó a cabo sin público y con la presencia limitada de asistentes, incluida la primera dama Jill Biden pero sin Melania Trump, atrajo a varios republicanos interesados en la vicepresidencia con Trump.
Con edades avanzadas —Biden con 81 años y Trump con 78— ambos representan visiones radicalmente diferentes sobre el futuro de Estados Unidos y su rol global. Mientras Biden aboga por mantener alianzas fuertes con Europa, Trump favorece un enfoque más aislacionista.
En el tema de la guerra en Ucrania, Biden ha liderado el apoyo occidental a Kiev contra la invasión rusa, en contraste con las dudas expresadas por Trump sobre el compromiso continuo de Estados Unidos con Ucrania, sin especificar su estrategia para resolver el conflicto. Ambos candidatos respaldan a Israel en su conflicto con Hamás, aunque Biden ha criticado la conducta del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en Gaza y ha llamado a un alto el fuego, una posición que Trump rechaza.