Científicos de una universidad sudafricana han introducido bajas dosis de radioisótopos en los cuernos de veinte rinocerontes vivos para evitar el tráfico de especies, ya que, de producirse la caza furtiva y el contrabando, las radiaciones podrán ser detectadas en los controles de aduanas.
Se trata de la fase final del proyecto Rhisotope, mediante el que investigadores de la Universidad de Witwatersrand (más conocida como Universidad de Wits, en Johannesburgo) han logrado insertar esta semana, después de tres años de trabajo, dichos átomos en rinocerontes de la reserva de la biosfera de Waterberg, en el norte de Sudáfrica.
Los radioisótopos son «un método asequible, seguro y fácilmente aplicable para crear marcadores de cuernos duraderos y detectables que no causen daños a los animales ni al medioambiente», aseguró la universidad en un comunicado.
Los átomos podrán ser captados por los monitores de detección de radiaciones de aeropuertos, puertos y pasos terrestres instalados en los controles de aduanas de todo el mundo y que cuentan con infraestructura de seguridad nuclear.
Así, la intención de los científicos es disuadir la caza furtiva, aumentar la capacidad de detección de los cuernos de contrabando, servir de apoyo en las acciones judiciales, revelar las rutas de contrabando y disuadir a los usuarios finales.
Aunque de momento los radioisótopos solo se han introducido en veinte rinocerontes, el objetivo de Rhisotope es extender esta técnica a elefantes, pangolines y otra fauna y flora.
El proyecto, liderado por el profesor James Larkin, del departamento de Radiación y Física de la Salud de la Universidad de Wits, cuenta también con la colaboración de reputados expertos en la conversación de rinocerontes y la veterinaria, que seguirán de cerca la salud de los animales durante los próximos seis meses para valorar la viabilidad de la iniciativa.
«Cada veinte horas muere en Sudáfrica un rinoceronte por su cuerno (…). Son actualmente la mercancía más valiosa en el mercado negro, con un valor superior incluso al del oro, el platino, los diamantes y la cocaína (…) y desempeñan un papel importante en la financiación de actividades delictivas en todo el mundo», expresó Larkin, según el comunicado de la universidad.
A partir del pasado lunes los científicos introdujeron los radioisótopos no tóxicos tras sedar cuidadosamente a los veinte rinocerontes y perforar un pequeño orificio en cada uno de sus cuernos.
La caza furtiva de estos animales los ha llevado al borde de la extinción y el tráfico de especies es la tercera mayor forma de delincuencia organizada a escala mundial.
Sin embargo, las poblaciones de rinocerontes negros y blancos están creciendo por primera vez en la última década en África después de haber sido diezmadas por la caza ilegal y la pérdida de sus hábitats, según el último estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), publicado el septiembre de 2023.
De acuerdo con la UICN, a finales de 2022 había 23.290 rinocerontes -incluidos 6.490 rinocerontes negros- en todo el continente, un 5,2 % más que en 2021, pese a que murieron al menos 561 a manos de los cazadores furtivos. EFE