Andrés Manuel López Obrador concluye su mandato presidencial con una carga histórica de deuda pública en México, alcanzando los 16.4 billones de pesos, lo que equivale al 49.7% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Este nivel de endeudamiento supera en 4.9 puntos porcentuales el registrado al final del gobierno de Enrique Peña Nieto, marcando un récord significativo en las últimas seis administraciones.

La deuda nominal por habitante se estima en 126,277 pesos, un incremento del 44.6% en comparación con el cierre del gobierno anterior. Este aumento refleja una tendencia creciente del endeudamiento público como herramienta para cubrir el déficit presupuestario y financiar programas y proyectos gubernamentales.

Desde 1990, el endeudamiento público ha mostrado un crecimiento continuo, pasando de 5.34 billones de pesos ajustados a los precios actuales de 2024 a los actuales 16.4 billones de pesos proyectados para finales de 2024. Este aumento representa más del triple del tamaño de la economía mexicana durante el mismo período.

En cuanto a la composición de la deuda, destaca la preferencia por la deuda interna, que se ha multiplicado por cinco en términos reales, alcanzando los 11.98 billones de pesos. Mientras tanto, la deuda externa se ha triplicado desde 1990, llegando a 218,755 millones de dólares.

El saldo de la deuda representa aproximadamente el 94.1% de los presupuestos de gasto para 2023 y 2024, que sumaron 17.4 billones de pesos, los más grandes en la historia de México. Comparado con los recursos destinados a programas prioritarios para 2024, como la Pensión para Adultos Mayores y el Programa de Becas, la deuda es 16.9 veces mayor.

Entre los proyectos prioritarios financiados se encuentran el Tren Maya y proyectos de infraestructura hidráulica de la Conagua, que subrayan el uso estratégico de la deuda para impulsar el desarrollo nacional. A pesar de las críticas y preocupaciones sobre el crecimiento del endeudamiento, el gobierno defiende estas inversiones como necesarias para el desarrollo económico y social del país.

Es crucial mencionar que el pasivo del Fobaproa, que incluye los pasivos del IPAB y el programa de apoyo a deudores de la banca, alcanzó 1.1 billones de pesos hasta mayo de 2024, recordando episodios previos de crisis financiera y las medidas adoptadas para mitigar sus efectos.

El legado de López Obrador incluye no solo logros en programas sociales y de infraestructura, sino también un significativo incremento en la carga de deuda pública, que será un tema central para las futuras políticas económicas y fiscales del país.