Santander (EFE).- La pasión por su profesión y por empujar al cine cántabro a un nivel superior en España ha hecho que un grupo de jóvenes cineastas de Cantabria se una para crear comunidad y eso les permita buscar y hacerse hueco en el séptimo arte.

Entre 19 y 30 años es la edad de estos jóvenes que, aunque unos todavía cursan el grado de Comunicación Audiovisual y otros ya están graduados o incluso han estudiado másteres, han decidido crear una jornada para conocerse.

“Crear comunidad es vital y siento que en otras comunidades autónomas esto ya está formado y aquí vamos un paso todavía por detrás. Algo como el proyecto de jóvenes realizadores cántabros es ese primer paso para crear una especie de sello que nos una a todos”, explica, en una entrevista con EFE, uno de los organizadores de este proyecto, Diego Aramburu-Zabala.

La iniciativa ha surgido de la necesidad que tenían los propios realizadores de la región, porque veían que había muchos proyectos de cineastas “más asentados” y no había un espacio para los jóvenes que están surgiendo.

En la Filmoteca de Cantabria, donde se han reunido para hablar de esa iniciativa, Aramburu-Zabala ha destacado la importancia de juntar a este grupo si se quiere que la industria evolucione hacia el futuro en Cantabria, para que “aparezcan más miradas jóvenes y tener los recursos y el apoyo necesario”.

“Sentíamos que uno estaba en un festival con un cortometraje, otro en otro sitio con otra cosa distinta y pensamos: esta gente no se conoce del todo y podrían, no solo conocerse, sino trabajar juntos en el futuro y ayudarse para crear industria”, precisa.

Las ayudas no son suficientes

Héctor D. Somonte es otro de los organizadores de este grupo de jóvenes realizadores cántabros que, reconoce a EFE, aunque en los últimos años la situación del cine en Cantabria “ha mejorado”, aún es difícil producir un cortometraje en la región, de ahí también el impulso para crear este proyecto.

“Es complejo porque no hay una industria establecida en Cantabria a nivel de cine, tanto cortometrajes como largometrajes, y eso implica que faltan profesionales. Nos dan ayudas pero no son suficientes como para realizar un proyecto tan ambicioso como podrían ser en Madrid o Barcelona”, subraya.

En lo mismo coincide la cineasta Zoa Peña, quien cree que las ayudas para el sector audiovisual en Cantabria han mejorado desde que ella empezó hace más de cinco años en este sector, aunque “nunca son suficientes para cubrir un proyecto”.

Un plató natural

El sector es “complejo y difícil”, pero estos jóvenes siguen apostando por él, a pesar de no tener suficientes ayudas para producir sus propias piezas audiovisuales, aunque sí ven posible atraer rodajes de grandes producciones de fuera de la comunidad.

“Estamos viendo que muchos proyectos de fuera vienen a rodarse aquí porque les gusta mucho los platós naturales que tenemos nosotros a diferencia de otras comunidades. Eso nos enriquece bastante”, añade Peña.

El realizador Víctor Días también coincide con su compañera en que la región tiene “un plató excelente” porque tiene todo tipo de paisaje: playas, montañas, valles (…) Cualquier cosa”.

Sumado a ese “privilegio” que supone tener los mejores espacios naturales para rodar, este grupo de jóvenes realizadores cántabros lo tiene claro: “Queremos que se sepa que en Cantabria también se hacen cosas, somos gente joven con inquietud de hacer cosas”.