Este sábado, el Ejército de Israel anunció un nuevo ataque “preciso” en los suburbios meridionales de Beirut, particularmente en el área conocida como Dahye, bastión del grupo militante Hezbollah. El bombardeo tuvo lugar la noche anterior y resultó en la muerte del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.

El comunicado militar israelí informó que las Fuerzas Aéreas llevaron a cabo el ataque en la zona de Dahye, aunque no proporcionaron detalles adicionales. Por su parte, la Agencia Nacional de Noticias del Líbano (ANN) reportó que el ataque se centró en el barrio de Chiyah, donde se desplegaron ambulancias para atender a posibles víctimas.

Durante la madrugada, Israel había bombardeado varias localidades en el mismo suburbio, argumentando que Hezbollah acumulaba misiles antibuque en los sótanos de varios edificios residenciales. El ejército instó a los civiles a mantenerse a al menos 500 metros de las áreas en riesgo.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, indicó que Nasrallah representaba una «amenaza inmediata para las vidas de miles de israelíes y otros ciudadanos». En su mensaje a los enemigos de Israel, Gallant afirmó: “somos fuertes y decididos” y advirtió que la guerra de Israel es también “la guerra de nuestros socios”.

Hezbollah confirmó la muerte de Nasrallah aproximadamente 18 horas después del ataque, generando un clima de tensión en Beirut mientras se espera la respuesta del grupo ante esta grave pérdida. Desde el inicio de la intensificación de los ataques israelíes la semana pasada, más de mil personas han muerto en el Líbano, según informes del Gobierno de Beirut.

Reacciones Internacionales

En respuesta a los recientes bombardeos, el líder supremo de Irán, Ali Khamenei, condenó la acción israelí y llamó a los musulmanes de todo el mundo a apoyar a Hezbollah. Khamenei describió la situación en el Líbano como una «matanza de personas indefensas», acusando a Israel de ser un «perro rabioso sionista».

El líder iraní instó a la comunidad musulmana a brindar apoyo a Hezbollah y a combatir lo que describió como un «régimen usurpador» y «cruel». También enfatizó que “el destino de esta región se decidirá con las fuerzas de la resistencia, con el orgulloso Hezbollah a la cabeza”.

Según información de Reuters, tras la muerte de Nasrallah, se implementaron medidas de seguridad reforzadas para Khamenei, quien fue trasladado a un lugar seguro dentro de Irán. La situación en la región sigue siendo crítica y tensa, con el mundo observando de cerca los próximos movimientos de Hezbollah y su respuesta a la muerte de su líder.