Dirigido por Hiddo L. Heerspink, del Centro Médico Universitario de Groningen (Países Bajos), el estudio se ha realizado en Canadá, Alemania, España y Países Bajos. Los resultados se publicaron en la revista Nature Medicine y se presentaron simultáneamente en el congreso anual de la Sociedad Americana de Nefrología.
En el ensayo clínico aleatorizado doble ciego participaron 101 voluntarios (sin diabetes). La mitad recibió inyecciones de semaglutida -comercializada, entre otros, como Ozempic y Wegovy- durante 24 semanas, mientras que la otra mitad recibió un placebo.
El seguimiento descubrió que la cantidad de proteínas en la orina, una medida de resultado que indica el grado de daño renal, se redujo hasta en un 52 %, informa un comunicado de Groningen.
Además, se observó que el grado de inflamación renal disminuía en un 30 %.
El descenso de la tensión arterial de los participantes fue tan importante como el que da un fármaco hipotensor y, en ellos, una medida clave de la insuficiencia cardíaca se redujo en un 33 %. Los participantes también perdieron alrededor del 10 % de su peso.
Para Heerspink, lo mejor de estos resultados es que el fármaco tiene efectos directos e indirectos en los riñones.
Directos sobre los parámetros de inflamación del riñón, ya que reduce el tejido adiposo de alrededor, lo que disminuye la cantidad de proteínas en la orina. E indirectamente porque disminuye el peso y la tensión arterial de los participantes, explica el investigador.
Todas las señales «son verdes» para probar este fármaco en un estudio a gran escala, concluye Heerspink.
«Me gustaría averiguar si puede reducir el número de diálisis o trasplantes de riñón y también si funciona positivamente en pacientes con daño renal sin obesidad. Solo que ahora es muy difícil conseguir suficiente cantidad del fármaco para hacer los estudios debido a su popularidad sin precedentes».
No es la primera vez que se analiza la posible eficacia de la semaglutida más allá de la diabetes y la obesidad. Por ejemplo, se está investigando para afecciones cardiovasculares y otras enfermedades.
De hecho, los científicos distinguidos con el Premio Princesa de Asturias de Investigación por los avances que han permitido el desarrollo de este tipo fármacos consideran que se están abriendo nuevas fronteras para que sus descubrimientos puedan ayudar a tratar enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer.
Daniel J. Drucker, Jeffrey M. Friedman y los químicos Jens Juul Holst y Svetlana Mojsov, cuatro líderes mundiales en el campo de la endocrinología, se encuentran en la ciudad española de Oviedo para recibir este viernes el galardón, que les fue concedido junto a Joel F. Habener.
«Estamos muy emocionados porque podría ayudar a combatir también enfermedades neurodegenerativas como el párkinson», reconoció el pasado miércoles en una comparecencia informativa Mojsov.