El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha revelado algunas de sus ideas sobre el futuro del país, que incluyen no solo su promesa de poner a EE. UU. en primer lugar, sino también una serie de propuestas que podrían cambiar el mapa del hemisferio occidental. Durante una rueda de prensa en su residencia de Mar-a-Lago, Trump expresó su visión para lo que describió como el «amanecer de la era dorada de Estados Unidos».
Entre sus propuestas, destacó la idea de obtener Groenlandia de Dinamarca, argumentando que la isla es clave para la seguridad nacional de EE. UU. y para «proteger al mundo libre». También mencionó su deseo de recuperar el Canal de Panamá, del cual dijo que fue entregado a Panamá, pero que, según él, ha sido mal utilizado por China.
En cuanto a Canadá, Trump sugirió la posibilidad de que se convierta en el estado número 51 de EE. UU., destacando que el país depende de subsidios estadounidenses y tiene un ejército pequeño. Además, propuso que la leyenda del hockey Wayne Gretzky podría ser candidato a gobernador.
Otra propuesta que llamó la atención fue su deseo de cambiar el nombre del Golfo de México por el de «Golfo de EE. UU.», lo que, según él, reflejaría mejor la importancia de esta región para el país.
Aunque no está claro si Trump llevará a cabo estas propuestas, la repetida mención de Groenlandia, Panamá y Canadá sugiere que podrían ser ideas que seguirá considerando. De hecho, el interés de Trump en Groenlandia ya había quedado claro durante su primera administración, cuando intentó negociar la compra de la isla.
Históricamente, Estados Unidos ha experimentado un proceso de expansión territorial desde sus primeros días, un fenómeno conocido como el «Destino Manifiesto». A pesar de que la expansión disminuyó en el siglo XX, los estados de Alaska y Hawái se incorporaron a la nación en 1959. Algunos analistas sostienen que las intervenciones militares de EE. UU. en países como Irak y Afganistán también podrían interpretarse como una forma de expansión.