Bruselas. La OTAN no solo desplegará la alfombra roja para recibir al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el jueves en Bruselas, sino que la alianza militar _ que el republicano declaró obsoleta _ ha estado ocupada renovando su imagen y está lista para inaugurar una nueva sede valorada en 1.000 millones de euros (1.120 millones de dólares).
En los últimos meses, los países miembro se han esforzado por demostrar que están aumentando el gasto en defensa como pidió Trump. Y aunque están de acuerdo con la idea del jefe de inteligencia del socio más poderoso, que dice que la OTAN puede hacer más para combatir el terrorismo, apuntan que puede conseguirse trabajando como hasta ahora: formar y asesorar a las tropas en Afganistán, y equipar a fuerzas locales en Irak para que puedan luchar mejor contra el grupo extremista Estado Islámico.
“Solo le hablarán de lo que le importa, así qué debería salir de esta reunión sintiendo que la OTAN le responde”, dijo Kristine Berzina, analista de la OTAN en el centro de estudios German Marshall Fund. «Al menos eso es lo que esperan aquí».
De hecho, como parte de la renovación de imagen que se anunciará durante la visita de 24 horas de Trump a una ciudad que calificó de «infierno», la OTAN podría acordar unirse a la coalición internacional de 68 países que luchan contra el grupo EI. Esta medida tiene un importante valor simbólico, especialmente después de que la milicia radical se atribuyese el martes la autoría de un letal ataque en un concierto de Ariana Grande en Manchester, Gran Bretaña.
También podría nombrarse un coordinador antiterrorista, pero la mayoría de los cambios serán en la imagen.
«No se trata de que la OTAN se implique en ningún tipo de operación de combate» para luchar contra los extremistas, señaló el secretario general del ente, Jens Stoltenberg, la semana pasada.
Las 28 naciones que conforman la OTAN, a las que pronto se unirá Montenegro, renovarán la vieja promesa de avanzar hacia el objetivo de destinar un 2% de su Producto Interno Bruto a defensa para 2024. Sin embargo, muchos son escépticos sobre esta cifra, que no tiene en cuenta la efectividad del gasto militar donde más se necesita. Alemania tendrá que multiplicar casi por dos su presupuesto militar y gastar más que Rusia.
Para avanzar algo en el compromiso, los aliados accederán a preparar planes de acción para finales de año para intentar llegar al 2% en los próximos siete años y mostrar cómo se usará ese dinero.
Solo cinco miembros cumplen el objetivo a día de hoy: Gran Bretaña, Estonia, la endeudada Grecia, Polonia y Estados Unidos, que gasta más en este campo que todos los demás miembros juntos.
«No es justo que nosotros paguemos cerca del 4% y otros países que están afectados más directamente paguen el 1% cuando se suponen que deben estar pagando el 2%”, dijo Trump a The Associated Press en una entrevista el mes pasado.
Tomas Valasek, del instituto de investigación Carnegie Europe, sostuvo que las demandas del presidente estadounidense sobre las deudas atrasadas molestan a los aliados.
«Trump ha desafiado la idea de que un compromiso activo en Europa es un interés fundamental para Estados Unidos”, señaló Valasek. «Parece contemplar todas las relaciones exteriores como transacciones de suma cero, en las que cada contribución a la seguridad de otro representa una pérdida neta para Estados Unidos”.
Los europeos, señaló Valasek, deberían responder de dos modos: «En el corto plazo, centrarse en evitar que el presidente abandone la alianza y, en el largo plazo, prepararse para asumir un mayor papel en la defensa del continente europeo”.
La corta cena de trabajo tendrá un gran simbolismo. A la entrada de la nueva sede _ un complejo del tamaño de una localidad que funcionará a pleno rendimiento a principios del ñaño próximo _ Trump y Stoltenberg presentarán un pedazo del World Trade Center.
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, la OTAN activó por primera y única vez en su historia la cláusula de defensa colectiva, por la que los miembros se comprometieron a ayudar a su asediado socio.
Stoltenberg y la canciller alemana, Angela Merkel, desvelarán también una parte del Muro de Berlín, que en su día simbolizó la división de Alemania.
Pero las ceremonias y el simbolismo no ocultarán apenas las divisiones internas en el ente. Trump quiere más de la alianza, mientras que países como Polonia, Lituania, Letonia y Estonia piden garantías firmes de que no se quedarán solas si Rusia cruza sus fronteras.
Por su parte, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, purgó a unos 11.000 miembros de las fuerzas armadas del país desde el intento de golpe de estado del pasado julio. Cientos de altos cargos con educación occidental perdieron sus puestos en la OTAN, lo que debilitó al ejército.
Sin embargo, este es un tema casi tabú en la sede de la OTAN: un asunto nacional debe gestionarse de forma interna.
Las tensiones entre Erdogan y Merkel aumentaron desde que Alemania ofreció asilo a algunos de los funcionarios. Bélgica realizó una advertencia en contra de la celebración de manifestaciones en favor de Erdogan durante su visita al país.
Grupos pacifistas tienen previsto movilizarse en el exterior del fuerte perímetro de seguridad, cerca del aeropuerto de la capital belga, y en el centro de la ciudad.