Pocos deportes causan tanta emoción en el mundo como el futbol. En todos los rincones del planeta hay ligas, equipos –profesionales o no-, torneos o una televisión sintonizando un juego. Recuerdo que cuando era pequeña, en México solo podíamos ver los juegos de las ligas nacionales; y solo algunas ocasiones los partidos de ligas extranjeras. Los Mundiales eran un motivo de reunión de la familia, de unidad nacional y de algarabía popular.
Todos conocemos cuánto presupuesto existe en los equipos, quiénes son los jugadores más cotizados. Es más, puedo recordar al menos tres ocasiones en las que algún familiar me explicaba qué es un “fuera de lugar” cuando crecía. Existe la necesidad de educarnos sobre futbol, porque ya forma parte de nuestro ADN como mexicanos. Sin embargo, existen pocos espacios para las jóvenes y niñas que crecen con esta misma pasión.
El futbol femenil no obtiene tanta cobertura, ni acapara tanta atención. Evidentemente no se manejan los presupuestos fenomenales del futbol varonil; y hasta el próximo año será una obligación de los clubes tener un equipo profesional de futbol femenil. Así es: en 2018, el América, por ejemplo, deberá tener un “América” conformado por jugadoras profesionales. Lo mismo con el Puebla y ahora también Lobos BUAP, los Pumas, las Chivas y todos los demás. ¿Ustedes han escuchado algo de esto? ¿Conocen cómo se están conformando? Es posible que no. Pero las mujeres han jugado este deporte desde antes de lo que nos imaginamos.
Existen Copas Mundiales y ligas nacionales de futbol profesional femenil, en México la Liga Mexicana de Futbol Femenil (LIMEFFE), que es muy activa a lo largo del país y en la que juega la Selección Femenil Puebla (SFP).
El año pasado junto con otras mujeres conformamos el Club SFP a través de Mujeres Impulsando Sueños, A.C. (MISAC). Sin recursos o apoyos, buscamos que empresarios poblanos y autoridades se interesaran en impulsar el desarrollo de jóvenes futbolistas para desarrollarlas, dentro y fuera de la cancha. Las primeras chicas que conformaron el equipo estaban en escuelas de futbol, contaban con algún tipo de entrenamiento previo, o a mote propio jugaban en ligas denominadas “llaneras” (sí, en equipos de hombres en algunas ocasiones).
Posteriormente, las chicas entraron en un periodo intenso de entrenamiento deportivo, físico, emocional, nutricional y social. Y aunque confiamos al 100% en sus capacidades futbolísticas, fue para MISAC y para los poblanos, que la SFP se coronara campeona el 17 de diciembre de 2016. La prensa, los empresarios que patrocinaron, las familias y las personas que se involucraron tomaron el triunfo como suyo, como un triunfo de la Ciudad de Puebla. Y así fue.
Nuestra intención es tener líderes dentro y fuera de la cancha, que puedan inspirar a otras chicas a seguir sus sueños: incluso de ser futbolista profesional. Las jugadoras hacen trabajo social y también cuidamos que su desempeño académico sea óptimo. Contamos con chicas que van acompañadas de sus padres, y de jugadoras que van acompañadas de sus hijos a los partidos.
Ahora, la SFP está ya en la liguilla del Torneo de Clausura de la LIMEFFE y esperamos grandes cosas de su desempeño. Pero, sobre todo, esperamos que las y los poblanos sepan que las niñas y las jóvenes poblanas tienen un espacio y un equipo de profesionales que las están buscando y las quieren ver brillar.