El desfile del Día de la Bastilla el viernes se convirtió en un homenaje al patriotismo estadounidense con un estrecho abrazo de los presidentes Emmanuel Macron y Donald Trump.

Macron, recibió a Trump como invitado de honor para conmemorar el centenario de la entrada de Washington en la Primera Guerra Mundial. Los gobernantes se sentaron juntos, con sus esposas, y conversaron animadamente mientras aviones de combate de ambas naciones rugían sobre los Campos Elíseos.

El desfile combinó los alardes tradicionales de poderío militar con una mirada a las guerras pasadas y presentes, y un reconocimiento al papel de Estados Unidos en ellas.

En un discurso hacia el final del acto, Macron agradeció a Estados Unidos su intervención en la Primera Guerra Mundial y dijo que la presencia de Trump a su lado “es la señal de una amistad a través del tiempo. Y por eso deseo agradecer a Estados Unidos por la decisión que tomó hace 100 años”.

Macron también dijo que Estados Unidos y Francia son amigos firmes “y es por eso que nada nos separará jamás”.

Cinco de los 145 efectivos estadounidenses del ejército, la armada y los marines que participaron en el desfile vestían uniformes de la Primera Guerra Mundial. Trump saludó al paso del contingente. No habló en el acto.

En el acto estuvieron representados también los soldados franceses que participan en la misión contra el grupo extremista Estado Islámico. París y Washington forman parte de la coalición de naciones que lucha contra la milicia extremista.

Poco después del discurso de Macron, los presidentes bajaron de la tribuna donde se encontraban para pararse frente a gigantescas banderas de los dos países sostenidas por soldados. Los dos se estrecharon la mano y se abrazaron antes de que Trump partiera rápidamente en su caravana.

Inmediatamente después del desfile, Trump y la primera dama Melania Trump abordaron el avión presidencial Air Force One para el regreso a Estados Unidos. Trump tuiteó que fue un “gran honor” representar a Estados Unidos en el Día de la Bastilla y que el desfile fue “magnífico”.

Macron, por su parte, viajará a Niza, en el sur del país, donde un ataque extremista con un camión causó docenas de muertos durante las celebraciones del año pasado. El grupo EI se atribuyó la autoría de ese y otros ataques en suelo francés, incluyendo el de los Campos Elíseos en el que solo falleció el agresor.

Dos horas antes del inicio del desfile, la popular avenida de los Campos Elíseos de la capital francesa estaba vacía, como la Plaza de la Concordia, con su obelisco de punta dorada. El amplio bulevar fue objeto de repetidos ataques extremistas, el más reciente el mes pasado, cuando un hombre estrelló su auto contra un convoy de gendarmes.