El rechazo del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a comparecer en el Senado, para presentar una batería de alegaciones a la intervención de la autonomía catalana por parte del Estado divide al independentismo.

Puigdemont decidió que no irá en la Cámara Alta y que se limitará a enviar un documento con sus propuestas, con el propósito de dejar clara su oposición al Gobierno central.

Según el presidente del gobierno Español, Mariano Rajoy y sus ministros, la decisión de Puigdemont refleja que no tiene voluntad de dialogar, una lectura que también comparten sectores del independentismo.

La apuesta de Puigdemont y de buena parte de los consejeros, además de los partidos Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y la Candidatura de Unidad Popular (CUP) es formalizar este viernes la secesión unilateral. De hecho, el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, aseguró a la agencia AP que el Gobierno no les ha dejado otra opción que la de “proclamar una nueva república”. Este plan causa rechazo en las propias filas independentistas, e incluso la presidenta del Parlament y exlíder de la Assamblea Nacional Catalana (ANC), Carme Forcadell, ha manifestado en privado su apuesta por la moderación.

Puigdemont mantuvo un maratoriano encuentro con dirigentes de ERC, el PDeCAT, varios consejeros y las entidades donde se acordó que este viernes se formalizaría la secesión unilateral, según informó la emisora Rac1.

Entre los consejeros que rechazan la opción de Puigdemont, figuraría el consejero de Empresa y Empleo, Santi Vila, que ha amenazado con dimitir si la declaración unilateral de independencia entra en vigor.

La incertidumbre es máxima y todavía se desconoce en qué formato se va a formalizar la secesión: si Puigdemont se limitará a levantar la suspensión de la declaración rutpurista que él mismo esbozó el pasado 10 de octubre o si se llevará a votación.