La economía mexicana crecerá un 2.2 por ciento este año y un 2.4 por ciento en 2018, estimó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2017”.
De acuerdo con el documento, “el mayor dinamismo del sector externo será contrarrestado por la caída de la inversión, principalmente pública, y por el efecto negativo de los desastres naturales” que afectaron a México en los últimos meses.
El crecimiento proyectado para 2018 se vincula a la “perspectiva de una mejora en el comercio mundial, al aumento de los ingresos públicos petroleros y a las actividades de reconstrucción derivadas de los desastres naturales de 2017”.
En materia de inflación, este índice debería ubicarse al final de 2017 en 6.4 por ciento, mientras que el desempleo llegará a 3.4 por ciento y el déficit fiscal del sector público sería del 1.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), precisó.
Agregó que, “en materia fiscal, en los primeros diez meses de 2017 el balance del sector público registró un superávit equivalente al 0.4 por ciento del PIB, en contraste con el déficit del 1.2 por ciento alcanzado en el mismo período del año previo”.
La Cepal indicó que los ingresos del sector público aumentaron en ese mismo período un 1.2 por ciento en términos reales respecto del mismo lapso de 2016 “impulsados por el alza del 3.2 por ciento en los ingresos no petroleros”.
“La recaudación no tributaria tuvo un incremento real del 10.5 por ciento, mientras que los ingresos tributarios del sector público se expandieron un 0.7 por ciento”, añadió.
Explicó que “estos resultados compensaron la reducción de los ingresos petroleros del sector público, que cayeron un 8.2 por ciento en términos reales” en los primeros 10 meses de este año.
“El gasto total del sector público disminuyó un 6.3 por ciento en términos reales en los primeros diez meses de 2017, comparado con el mismo período de 2016, de conformidad con la estrategia de obtener una mejor posición presupuestal”, precisó el reporte del organismo.
Apuntó que “parte de esa disminución del gasto se debió a los menores subsidios pagados por el incremento del precio de las gasolinas y su posterior liberalización en diciembre”.
La Cepal acotó en su reporte que, a octubre pasado, la deuda neta del sector público se ubicó en un 43.7 por ciento del PIB, 4.5 puntos porcentuales menos que a fines de 2016.
Consignó que “todavía persiste cierta incertidumbre por la renegociación del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), lo que ha propiciado episodios de volatilidad en la paridad cambiaria a fines de 2017”.
En cuanto a las exportaciones mexicanas, éstas aumentaron en el periodo enero-septiembre de este año a una tasa interanual del 9.3 por ciento.
“Entre las exportaciones no petroleras, las dirigidas a Estados Unidos (un 81.8 por ciento del total exportado) crecieron un 7.4 por ciento como resultado de un mejor desempeño del sector industrial de ese país”, precisó.
Agregó que “el valor de las importaciones totales en igual período aumentó un 7.8 por ciento, vinculado a la expansión significativa en las importaciones petroleras (32.3 por ciento), en tanto que las importaciones no petroleras crecieron un 5.7 por ciento”.
“La balanza comercial presentó un déficit acumulado de nueve mil 51 millones de dólares en los nueve primeros meses del año (un 26.4 por ciento menos que el déficit del mismo período de 2016)”, señaló la Cepal en su reporte.
Detalló que “en los primeros nueve meses del año, las remesas familiares alcanzaron los 21 mil 266 millones de dólares, un seis por ciento más con respecto al mismo período de 2016”.
El flujo de Inversión Extranjera Directa (IED) fue de 19 mil 773 millones de dólares hasta septiembre pasado, un 23 por ciento menos a la acumulada hasta septiembre de 2016.
El organismo perteneciente a Naciones Unidas estimó que “los huracanes y los sismos ocurridos en septiembre de 2017 tendrían un balance negativo sobre el crecimiento económico del país de 0.14 décimas de punto porcentual del PIB”.
Esto se debería, precisó, “al incremento en costos y externalidades negativas para varios sectores de la actividad económica, en particular servicios y consumo privado, como contrapeso al aporte positivo que tendrán los primeros esfuerzos de reconstrucción”.