Tiangong-1, la primera estación espacial que China logró poner en órbita en 2011, continúa siendo un auténtico quebradero de cabeza para el país asiático. Tras el éxito conseguido en este programa, con la visita incluida de seis taikonautas —el término utilizado para hablar de los astronautas—, la agencia decidió que Tiangong-1 entrara en hibernación en 2013.
Tres años después, la nave, que contaba con un laboratorio para realizar experimentos en el espacio, quedó fuera de control. Su errático comportamiento, observado por astrónomos de todo el mundo, fue confirmado oficialmente por China en septiembre de 2016, cuando admitió que no sabía cuándo ni dónde caería la estación espacial.
Las estimaciones realizadas ahora apuntan a que Tiangong-1 descenderá hacia la Tierra el próximo mes de marzo. Esta no es la primera vez que una nave fuera de control cae a nuestro planeta, como ya sucedió en el pasado con la sonda rusa Phobos-Grunt y con la estación espacial Skylab de la NASA, que no produjeron víctimas ni daños materiales. El caso de la estación espacial china es peculiar al tratarse de un artefacto de grandes dimensiones, que pesa aproximadamente ocho toneladas.
Aunque China trató de restar importancia al problema explicando que la mayor parte de Tiangong-1 se quemaría durante la reentrada en la atmósfera, algunas estimaciones sugieren que entre el 10 y el 40% de los materiales podrían alcanzar la superficie terrestre. No obstante, los cálculos realizados por los investigadores de la red de vigilancia de Estados Unidos y otras agencias muestran que, con toda probabilidad, la estación espacial caerá en una zona de impacto cubierta por el océano o en una zona despoblada del planeta, según The Verge.
El programa Tiangong continúa
La esperada caída de la primera estación espacial china, que no por prevista resulta menos llamativa a pesar de su limitado peligro, no ha frenado los planes del país asiático para conquistar el espacio. En septiembre de 2016, China puso en órbita Tiangong-2, el laboratorio de segunda generación que responden al mismo nombre que su predecesor fuera de control, y que en chino significa «Palacio de Cristal». Fue aquí donde China logró completar su misión espacial tripulada más larga, que recopiló datos acerca de los efectos de la microgravedad en el cuerpo humano, unos experimentos que llevaron a cabo en paralelo con la Estación Espacial Internacional.
Además, la agencia espacial china continúa trabajando para conseguir el lanzamiento del Tiangong-3 y así poder desarrollar en algún momento una estación espacial permanente, ante la futura ‘jubilación’ de la ISS. El país asiático también tiene entre sus planes el envío de la sonda Chang’e 5 a la Luna, con el objetivo de traer muestras de vuelta a la Tierra para estudiar en detalle nuestro satélite natural. Será la primera vez desde 1976 que una nave muestre una región lunar, consiguiendo además hacerlo por primera vez de manera automatizada.