San Cristóbal de Las Casas.- En represalia por las protestas para que no se entregara el doctorado honoris causa al secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, el rector de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), Rodolfo Calvo Fonseca, solicitó al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que fueran retiradas dos de las tres cátedras asignadas al proyecto denominado Prevención de la violencia de género, violencia feminicida y Feminicidio en dos regiones de Chiapas.
Lo anterior lo denunciaron miembros de la comunidad universitaria del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (Cesmeca), dependiente de la Unicach, quienes agregaron que las citadas cátedras recayeron en las doctoras Perla Orquídea Fragoso Lugo y Mónica Adriana Luna Blanco, evaluadas por las comisiones del Conacyt, en su Cuarta Sesión Ordinaria, del 11 de diciembre de 2017, “de manera positiva, sin recomendaciones y como ‘un proyecto modelo de éxito’”.
“Con mucho asombro y pesar nos hemos enterado de que a solicitud de usted ante la dirección de Cátedras Conacyt se han retirado de nuestro Instituto y de nuestra Universidad las dos cátedras citadas», dijeron las y los integrantes del Cesmeca.
“Hasta ahora no encontramos el fundamento para solicitar el retiro de las cátedras, por lo cual exigimos dar marcha atrás a la solicitud ante Conacyt”, afirmaron, al tiempo de señalar que “la remoción de nuestras colegas catedráticas tendrá consecuencias profundamente negativas para los posgrados en Estudios e Intervención Feministas, que ahora tienen en curso su segunda convocatoria para la generación 2018-2020 y 2018-2022, de maestría y doctorado, respectivamente”.
Debido a las protestas y manifestaciones de rechazo, la Unicach pospuso a principios de febrero pasado la entrega del doctorado honoris a Cienfuegos Zepeda.
Los inconformes aseguraron que el retiro de ambas cátedras “también tendrá efectos en la continuidad del proyecto Prevención de la violencia de género, con las consecuencias en las relaciones y compromisos interinstitucionales establecidos”, además de que “se prevén daños al Instituto en sus indicadores básicos, como direcciones de tesis, miembros en el Sistema Nacional de Investigadores, etcétera”.
Expresaron que “además del daño institucional provocado por esta decisión, se vulneran los derechos humanos de nuestras colegas, al generarles un daño irreversible en su estima y en su vida familiar, así como en sus condiciones laborales, al sacarlas de un ambiente de trabajo donde vienen desempeñándose favorablemente”.
Afirmaron que “de no proceder la reincorporación de nuestras catedráticas a sus actividades normales en el marco del proyecto referido arriba, irremediablemente tendrá que cancelarse por la inviabilidad metodológica de ser abordado de manera individual”.
Asimismo, exigieron la remoción de la secretaria académica de la Unicach, Flor Marina Bermúdez Urbina, “quien, desde que asumió el cargo ha venido generando una serie de conflictos debido a su sistemática injerencia en asuntos de competencia de la dirección del Cesmeca y sus órganos auxiliares”.
Por separado, el director del Cesmeca, Jesús Solís Cruz, dijo que “en fechas recientes, como ha sido informada la comunidad que represento, decisiones unilaterales de las autoridades universitarias, que niegan el derecho a la consulta establecido en el Estatuto General de la Unicach, han trastocado las proyecciones de trabajo y desarrollo” de esa institución.
En una carta pública dirigida a la comunidad universitaria de la Unicach, a la comunidad científica nacional e internacional y a la opinión pública, manifestó que las protestas para que no se entregara el reconocimiento al secretario de la Defensa Nacional fue “un ejercicio de congruencia con nuestros principios universitarios de autonomía, respeto a la civilidad y al humanismo”.
Expuso que “la externalización de nuestros sentimientos y principios universitarios nos condujo al encuentro de sus palabras y acciones solidarias manifiestas en cartas, comunicaciones electrónicas y en las valientes renuncias de nuestros colegas y maestros Mercedes Olivera y Andrés Fábregas Puig, a merecimientos académicos tan altos como el grado de doctor Honoris Causa que esta misma casa de estudios les entregara en el pasado”.