Las bajas ventas y un aumento considerable de pedigüeños en las esquinas caracterizan la presente “Cuesta de Enero”, cuando las familias sólo adquieren lo mínimo indispensable y malabaristas, limpia parabrisas, vendedores de dulces, representantes de “fundaciones” o personas discapacitadas, ganan las calles.

Las ventas se han caído hasta en un 50% en zapaterías, tiendas de ropa, mueblerías, así como los departamentos de electrónica y línea blanca de las tiendas de autoservicio, se conoció entre comerciantes del Centro Histórico y empleados de supermercados.

Una caída en las ventas que se observa a simple vista: pocos consumidores ingresando a las tiendas, saliendo, en muchos casos, con las manos vacías.

En los supermercados, las ofertas en prendas de vestir, del 30, 40 y hasta 70% están a la orden del día, rematándose principalmente prendas de abrigos y línea blanca.

Incluso en los tianguis con venta de saldos y ropa usada estadounidenses, los precios se han desplomado precisamente por el bajo consumo.

La gente lleva sólo lo más necesario: huevos, pollo, frutas, verduras, pero muchos de los que vendemos ropa, herramientas, cortineros y otras piezas de madera, artesanías, nos vamos sin siquiera persignarnos, o con 100 pesos en la bolsa”, comentó Guadalupe “N”, tianguista en la colonia Forjadores.

Los comerciantes de antojitos como chalupas, pambazos, gorditas rellenas, tacos, hamburguesas, etcétera, en la vía pública, se quejan además de que “las ventas están por los suelos”, y mucha de su mercancía la consumirán en casa, durante la semana, al no venderla.

Estoy vendiendo la mitad de lo que vendía en diciembre”, se quejó Ignacia “N”, quien ofrece sus antojitos en improvisado puesto sobre la avenida Camino Real de la Plata casi esquina con el bulevar Ramón G. Bonfil.

Aumentan los pedigüeños

En contraste, en cruceros de la ciudad, principalmente al sur de Pachuca, se multiplican los pedigüeños y aquellos que tratan de ganarse unos pesos ofreciendo malabares, arrojando fuego por la boca, pidiendo cooperaciones para todo tipo de “fundaciones”, o vendiendo variados artículos como cestos de madera y lona para ropa sucia, lámparas, juguetes, fruta y jugos en bolsa de plástico, además de chicles y dulces.

Llamó la atención de la que esto escribe la presencia de un sujeto de mediana edad, en la escultura ubicada en el cruce del bulevar Felipe Ángeles y Camino Real de la Plata, quien a gritos “aconsejaba” a una tercia de menores que trapo en mano limpiaban parabrisas o pedían tres pesos por el ejemplar de un diario local. “No le preguntes, pónselo en el tablero”, decía al novel voceador.