“Porque es mi derecho”, “porque no debemos permitir que otros alijan por nosotros”, “porque es por mi país”, “porque puedo”, “porque me lo pidieron en mi trabajo” y hasta “por llevar la contra a quienes buscaron meterme miedo de ir a votar” pero la afluencia en las urnas en el distrito electoral federal VII, con cabecera en Tepeapulco, “fue un chorrito pero que duró todo el día”.

Pues asustaron mucho por las redes sociales, que si iba a haber hasta trancazos, pero ¡nada!, la gente salió a votar y todo en calma”, consideró Delia Ortiz Manjarrez, vecina de Tizayuca, al acudir ayer a votar con su hijo, Emir, de 18 años, “y comernos unas ricas quesadillas aquí en el jardín”.

Delia, como el resto de los ciudadanos de este distrito electoral, considera que previo a la jornada de este domingo “sí, sí se dio una guerra sucia, como que quisieron meter miedo, pero en una hora que tenemos aquí, en el puesto de quesadillas, hemos visto entrar constantemente a la gente a las casillas en el auditorio municipal. La gente no se asustó… ya no nos engañan tan fácil”.

Las actividades electorales en este distrito iniciaron, en muchos casos, minutos tarde, pero fue notoria la afluencia de los electores; urnas ubicadas en el exterior del mercado de Tepeapulco tuvieron ciudadanos llegando a ellas aún antes de la hora.

Pues yo voto porque es mi obligación como como hombre, como padre y como mexicano; ahorita yo decido por mis hijos, que están chiquitos, por el país que tendrán cuando crezcan”, asegura Jesús Ramiro Breña, mientras come con su familia tamales y atole en la el centro de la ciudad.

!Pues porque me trajeron… aquí la doña, jajajaja. No, es broma, porque creo que tenemos que decidir, bien o mal, qué país queremos… ahora vamos a tener que respetar la voluntad de la mayoría, pero sabemos que fuimos nosotros los que elegimos”, asegura Juan Manuel “N”, vecino de Apan.

Sí, mucha gente votando, que bueno ¿no?”, respondieron casi a coro, funcionarios de casilla en Zapotlán, en donde desde muy temprano y hasta caer la tarde, la gente seguía formándose para sufragar.

En Villa de Tezontepec, como en Zempoala, llegar a las urnas electorales, instaladas en escuelas del centro de las ciudades, fue un reto para los automovilistas por la falta de espacios de estacionamiento, los que tuvieron que dejar sus autos varias calles antes y llegar caminando, como doña Evangelina Gómez, en Zapotlán, apoyada en bastón, “pero aquí vengo, a cumplir, como en todas las elecciones, como ciudadana responsable”, afirmó.

Un sol que parecía “caer a plomo” no desalentó la asistencia a las urnas, y hasta los más pequeños parecían entender la necesidad de esperar, sobre todo cuando habría un premio: “saliendo te compro un raspado”. Y sí, fuera de las urnas se instalaron en muchos poblados desde vendedores de frituras de harina, de fruta picada, nieves y raspados.

El patrullaje fue constante en estos municipios, tanto en las calles principales, en las inmediaciones de las urnas, pero también en las carreteras y caminos.