Los recientes acontecimientos que involucran al diputado Cipriano Charrez, en un accidente automovilístico donde un hombre perdió la vida han causado una reacción en cascada. Varios actores políticos cuestionaron el actuar del diputado quién al parecer abandonó el lugar del accidente tratando de eludir su posible responsabilidad.

Este hecho es deleznable y tiene que llegar a sus últimas consecuencias. Si el diputado es responsable tendrá que hacer frente – como cualquier ciudadano – a lo que resulte. Porque las personas (y principalmente aquellos que votaron por Morena) esperan un comportamiento distinto del que prevalecía con los representantes de otros partidos políticos. Que lejos de enfrentar sus problemas hacían gala del fuero constitucional para evadir la justicia.

Pues bien, a unos días de estos lamentables hechos resulta que la familia de la persona que perdió la vida en el accidente decidió no levantar cargos. Según un documento que circuló por los medios la familia del occiso llegó a un arreglo con los responsables.

Si esto sigue su cauce jurídico muy pronto tendremos un caso cerrado donde nuevamente los responsables encontraron una vereda legal para salir ilesos de los hechos que se les imputan. Puede ser que eso ocurra. Pero el juicio de las personas que se sienten ofendidas por esta circunstancia quedara presente. Eso no se borra fácilmente.

Los estrategas de comunicación suelen decir que el pueblo tiene corta memoria. Y que un escándalo borra al anterior y así sucesivamente. Puede ser cierto. Pero los adversarios políticos de Charrez le recordarán sus derroteros en donde se pare. Estos eventos no se olvidan.

En un verdadero estado de derecho debería de prevalecer la impartición de justicia sin miramientos. Lejos del criterio de quién sea el posible responsable y qué función desempeñe en el gobierno. El más afectado por esta situación es el pueblo quién una vez más es testigo de la impunidad de un servidor público.

Pero dentro de este entramado también hay algunas cosas (pequeñas en proporción de que existe una persona que perdió la vida) que valen la pena subrayarse. Por curioso que parezca el papel de la Procuraduría del Estado de Hidalgo en este caso es – por decirlo simple – muy cuestionable.

No hace mucho tuvimos en el territorio estatal una serie de linchamientos en donde otras personas también perdieron la vida. Ante estos hechos la reacción de la Procuraduría estatal fue meramente decorativa. No hubo pronunciamientos ni actuación en consecuencia de los hechos que fueron testimoniados en videos que circularon por redes sociales.

A través de medios digitales, muchas personas fuimos testigos de individuos enardecidos que quemaron a otras persona supuestamente responsables de algunos delitos. Esa justica ejercida por propia mano fue notica también a nivel nacional y extrañamente las autoridades locales no tuvieron ninguna reacción.

Ahora, que un diputado de Morena se ve involucrado en una situación muy compleja la procuraduría toma un papel protagónico. Que lamentable que estos hechos pretendan ser politizados. Al menos eso parece, por el énfasis que tienen las autoridades legales en este caso.

Quiero dejar claro que los posibles responsables de actos que conduzcan a una responsabilidad paguen por ello. Empecemos por aclarar la situación que se vivió en Ixmiquilpan. Y que ese hecho no se trate de solucionar a través de una indemnización a la familia de la persona que perdió la vida.

Muy por el contrario, que el responsable (el diputado Charrez o su chofer) paguen su condena por los hechos que se les imputan. Es necesario poner un ejemplo. Pero tampoco hay que olvidar que la Procuraduría de Justicia del Estado de Hidalgo tiene muchas cuentas pendientes en casos que también son importantes en la entidad y donde otras personas han perdido la vida.

 

Enrique López Rivera

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