Fabiola Díaz de León

Después de la derrota de las elecciones de 2018, Ricardo Anaya Cortés, el candidato con más posibilidades de representar una fuerza opositora ante Morena, desapareció. Su deslucida campaña presidencial y sus resultados devastaron su imagen y su partido, el PAN.

AMLO con 30 millones 113 ml 483 votos arrasó con la elección. Anaya tuvo 12 millones 610 mil 120, menos de la mitad que AMLO. De un padrón electoral de 89 millones 123 mil 355 sólo votó el 63.42% de los habitantes inscritos. AMLO lo superó por más del doble de votos, alcanzando el 53.19% del favor democrático del pueblo contra el 22.27% de Anaya. MORENA se instaló en un bloque electoral tan efectivo como el que había antes del 2000.

La 4T presume “la voluntad del pueblo”, ese que celebró la alternancia como nunca antes se había visto. El poder mediático del presidente es incuestionable, la mañanera, los medios, las redes sociales, el internet en general, los voceros oficiales y convencidos de la forma propagandística sostienen el triunfo incuestionable de la 4ª Transformación todos los días. Pase lo que pase, son el bloque de los buenos, los honestos, los justos, los incorruptibles, los infalibles, los que sufren por los sexenios anteriores conservadores y neoliberales que son los causantes de todos los males que aquejan al país y todos sus habitantes y sistemas. Hay que transformarlo todo.

Han pasado 3 años del triunfo del nuevo régimen y hasta ayer, 28 de septiembre de 2021, no se perfilaba un candidato opositor viable para las elecciones venideras en el 2024. Pero es la propia FGR de la 4T y el presidente con su mañanera y juicio el que lo crea. El 28 y el 29 de septiembre de 2021 Ricardo Anaya ha tenido más vistas con dos videos de menos de 10 minutos que todo lo que tuvo durante su campaña del 2018. Antes de que la FGR durante tres meses le hiciera un expediente de 76 cajas para acusarlo de todo lo acusable para sustentar una condena de 30 años de prisión por el supuesto soborno que recibió por órdenes de Emilio Lozoya en 2014 siendo diputado y votando a favor de la Reforma Energética nadie le prestaba atención a Ricardo Anaya. La estadística de las 3 redes sociales que usa: facebook, twitter, youtube, principalmente la primera, donde tiene 2,314,390 seguidores en su página, con su video: El Pacto Perverso de AMLO y Lozoya, publicado a las 7 am del día 28 del mes en curso, ya lleva 2.6 millones de reproducciones hasta el momento en que redacto esta columna. ¿Gracias a quién? A la 4T, su presidente y su fiscalía general de la República cuyo mando sostiene Alejandro Gertz Manero.

¿Por qué? Porque le dieron la herramienta que tanto esperaba para figurar políticamente: en plena mañanera el presidente pidió que la fiscalía expusiera por qué había citado un juez a Ricardo Anaya a presentarse en el reclusorio norte. El mismo presidente en un afán informativo desafortunado puso el foco en Anaya. Le dio un expediente lleno de fallas y despropósitos que consta de 76 cajas de documentos que puede perfectamente desmentir en 10 minutos.

Anuncia que es una serie de 4 videos, el segundo subido hoy a las 7 a.m. y que ya va por arriba de las 305 mil reproducciones en 9 horas. Falta que veamos el de mañana y pasado. Por lo pronto ha creado la ola viral de los videos de Anaya, que nadie veía antes de que se le acusara y amenazara con cárcel para no poder participar en la elección del 24.

Creó un perseguido político de la misma talla de la silla presidencial. Solito ha hecho de su opositor su peor enemigo en las urnas para el 24. Todos los medios han replicado el contenido y el video, lo que nunca, y gratis. Cortesía de nuestro señor presidente y gracias a las malas artes del engaño de la FGR: sostiene la declaración de Lozoya que el diputado Anaya recibió el soborno de Odebrecht un día en el que ya no era diputado; en el estacionamiento subterráneo por la puerta de la calle que no tiene acceso al estacionamiento, en un auto modelo color y placas que no dejó registro en el congreso de haber ingresado y, para rematar, en una fecha en que el imputado no se encontraba en la ciudad. En corto: el mismo Congreso responde que Ricardo Anaya no estuvo en donde se supone que cometió el ilícito ni en compañía de quien le dio el supuesto soborno.

Crear culpables no debería ser difícil para un investigador avalado por el Conacyt dentro del SNI (sistema nacional de investigadores) nivel III (el más alto) como lo es el fiscal general Gertz Manero desde este año (fue sistemáticamente rechazado desde el 2010 por no cumplir con los requisitos del Conacyt). En medio de una cacería de científicos acusados de crimen organizado, y cuanta monería más quiera la fiscalía, ahora esto. La fiscalía a su cargo pierde toda credibilidad. Si es que alguna vez la tuvo. Y el Dr. Frankenamlo ha creado a su monstruo viral.