Este miércoles 7 de junio con dos funciones en el teatro del Complejo Cultural Universitario (CCU), felizmente, Susana Alexander cierra la gira de «Instrucciones para una muerte feliz«, obra que a pesar de abordar el tema de la muerte, ha sido calificada como “bonita» de parte de la audiencia.

Sophie Alexander-Katz, Mariana Garza y Javier Díaz Dueñas, son los actores que la han acompañado en este proyecto que concluyó temporada el domingo 4 de junio en el Teatro Rafael Solana de la Ciudad de México, y “no es por nada, pero todos están increíbles”, dijo la actriz.

Alexander arribó a Puebla antes para compartir su experiencia en este montaje “que es importante por lo que dice”, pues más allá de que gira entorno a la inminente muerte de una mujer, a causa de un cáncer terminal, habla sobre “disfrutar la vida, la unión y comunicación de la familia».

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FOTO: Víctor Hugo Rojas/Síntesis

Ella, en su personaje, dejará a su esposo y sus dos hijas, pero “antes de irse, mañosamente”, los va juntando a los tres. A lo largo de la trama se ven las posturas de cada integrante de la familia, desde el marido que no quiere ni tocar el tema, hasta cómo lo toma cada una de las hijas, ambas adultas.

Una es débil, en apariencia, pero puede llegar a ser consejera de la hermana que, en apariencia también, es más fuerte ante la situación. Alexander comenta que esto no es nada del otro mundo, es la vida real, la cuestión es cómo lo toma cada quien y desea que después de ver la obra, el público se lleve una buena reflexión y ponga sobre la mesa en tema en casa.

Aconseja hablar de la muerte con la familia, con los seres queridos, pues es lo único seguro que todos tenemos y a su parecer, toda persona derecho a decidir dónde y cómo quiere ser enterrado, además de qué es lo quiere hacer con sus bienes.

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FOTO: Víctor Hugo Rojas/Síntesis

Ella, por ejemplo, recuerda que su madre, antes de morir no aceptaba hablar de ello. De qué cosa le iba a dejar a qué hijo, desde un cuadro que adornaba su pared, hasta el refrigerador que le acababan de regalar. Eventualmente falleció y llegó la hora de la repartición de bienes.

Afortunadamente, dice, ellos son gente bonita, pero sabe que hay gente que no lo es y que pelea hasta la muerte por las herencias.

También está de acuerdo con la eutanasia, aunque en la obra no se toca este punto, pero ella sí está de acuerdo en aplicarla como una “muestra de amor” a un ser querido que ya está sufriendo con una enfermedad terminal. Aquí recordó que hace poco murió un hermano de ella por cáncer de pulmón.

Su final, fue doloroso, sus pulmones estaban llenos de agua y mantenerlo con vida sólo prolongaba su dolor. Finalmente, concluyó, cada quien decide qué pensar, ella y sus compañeros histriones sólo dan perspectivas y cada quien, libremente, tiene su forma de pensar.

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