Anoche, el líder nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, se reunió con líderes priistas poblanos, entre los que destacanlos aspirantes a la postulación a la gubernatura y a la capital del estado.
El mensaje central fue un llamado a la unidad, a la inclusión, tolerancia y a respetar los tiempos.
Al encuentro en la ciudad de México acudieron Jorge Estefan Chidiac, Blanca Alcalá, Juan Carlos Lastiri, Pepe Chedraui, Enrique Doger, Lorenzo Rivera Nava, Víctor Giorgana, Rocío García Olmedo, Isabel Allende, Leobardo Soto y Lorenzo Rivera Sosa.
El encuentro se centró en hablar sobre la próxima asamblea nacional, el método de selección de los candidatos en los estados donde habrá elección local el próximo año, la necesidad de mantener la unidad partidista y los tiempos electorales.
Sin acuerdos sustantivos, el líder nacional del PRI les llamó a mantener la calma y mirar por el bien de su partido.
También se vio por ahí a los alcaldes de Tepeaca, David Huerta, y de Huejotzingo, Carlos Morales; Luis Antonio Godina, Javier López Zavala, José Luis Márquez y Silvia Tanús, entre otros.
La duda es si los aspirantes más mezquinos harán caso del llamado de su líder o buscarán sus propios intereses.
Desde los corrillos:
Vivir en el desorden
El pasado 20 de julio fuerzas federales ultimaron a El Ojos, uno de los peores mafiosos de la ciudad de México que mantenía un liderazgo criminal basado –obvio- en una fuerza política real: controlaba diversos negocios tolerados por la autoridad.
Uno de los negocios que hoy se conocen es la concesión irregular, ilegal, pues, de mototaxis.
Sin duda alguna, la ciudad de México y muchas otras del país padecen de ese mismo mal: la impunidad, la ley del más fuerte, la ley del cochupo, de las prebendas, de la irregularidad.
Lo mismo ayuntamientos permiten, toleran y en algunos casos organizan a los vivales que sacan jugosas ganancias de dar “servicios” que la autoridad no puede o no quiere regular.
En Puebla lo vimos con la extracción de combustible de Pemex y su comercialización, enfermedad que se convirtió en un cáncer que infectó a policías municipales y alcaldes de la zona del triángulo rojo.
En la ciudad de México, Tláhuac ha sido un paraíso para la venta de droga en el mercado minorista que incluye zonas de Ciudad Universitaria, donde se ha denunciado este fenómeno en los últimos meses.
Pero hay más: es muy probable que Felipe de Jesús Pérez Luna, alias El Ojos, estuviera vinculado y solapado por el jefe delegacional, Rigoberto Salgado, a quien se le responsabiliza de que este emporio de impunidad y amenaza haya crecido.
El delegado ya se defendió culpando a la policía de la ciudad de México, pero eso no lo libera de la sospecha.
Es muy probable que el delegado, postulado por Morena, sea responsable de ésta y otras anomalías.
Pero si usted, apreciado lector, echa una revisión a la forma en que se organizan las ciudades, verá que El Ojos puede estar en cualquiera de las ciudades del país.
Está en la irregularidad de mototaxistas, como los que operaban en Puebla; está en los vendedores informales que en mercados venden droga, perros de raza, huevos de tortuga, y hasta servicios sexuales.
Está en los comerciantes ambulantes que se cuelgan de la luz del poste de la esquina.
El Ojos está también en la irregularidad de las zonas de alto riesgo donde pese al alto peligro de vivir ahí, venden predios que no son suyos, donde se crean asentamientos humanos desproporcionados, obvio, sin orden, sin planeación urbana, sin servicios.
Informales que se instalan afuera de los hospitales del IMSS, del Issste, y venden alimentos sin el menor cuidado sanitario.
Vivimos en ciudades desordenadas, donde, insisto, priva la ley del más fuerte, del que corrompe a los inspectores para que se hagan de la vista gorda y no sancionen infracciones diversas.
Ciudades donde sufrimos la violación constante e impune de los reglamentos de tránsito, donde ignoran espacios destinados a discapacitados, donde nadie cede el paso, donde arrojan basura, donde evaden impuestos municipales, estatales y federales, donde contaminan ríos, donde ocurre todo menos una vida ordenada.
En suma: las ciudades en México enfrentan una grave enfermedad cuya profundidad conocemos sólo cuando matan a El Ojos. El Ojos de cada una de estas ciudades.
Qué pena.
Gracias y nos leemos el lunes.
@erickbecerra1