Mon Laferte se reunió con sus seguidores en Puebla durante la noche del viernes en el Auditorio Metropolitano, en el marco del «Amárrame Tour», gira internacional que se desprende del último trabajo discográfico que ha publicado bajo el título «La trenza».
Minutos antes de las 22:00 horas, la cantautora chilena dio fin a la espera de cerca de 5 mil personas que sobrepasaron el caos que se formó a los alrededores y luego aguardaron pacientes su salida a escena, mientras Daniela Spalla, su colega argentina, cantaba algunos temas de su inspiración.
«Hola Puebla. Queremos ver a todo mundo haciendo palmas arriba», fueron las primeras palabras que Mon dirigió a la audiencia mientras cantaba temas como «Si tú me quisieras» y «Primaveral». «¡Los extrañaba eh!», afirmó ante la euforia que notaba.
Acompañada de seis músicos que vestían un llamativo atuendo en tono mostaza, Mon Laferte lució un vestido rojo con zapatillas blancas. «Estamos muy felices de tocar hoy para ustedes, es un momento importante, es un público importante», dijo ante el recuerdo de haber pisado Puebla hace algunos años, en sus inicios.
«Estoy feliz y necesito que se relajen, que disfruten la vida, al final todos nos vamos a morir, no es en mala onda, sólo que es lo único certero que todos tenemos, así que vamos a disfrutar este concierto como si fuera la primera y ultima vez».
Y así fue durante las siguientes dos horas, tiempo en que tema a tema fue coreada por su público, un público que estuvo atento a cada petición de palmas, gritos o silencio cuando ella intervenía para narrar algún suceso importante de su vida alrededor de una canción que escribió, como la que hizo a su abuela cuando murió: «El cristal».
«Mi abuela se fue hace algunos años, ella fue la mujer que me enseñó a ser teatrera, ella me enseñó a cantar. De ella aprendí el arte y cuando se fue al cielo lo único que se me ocurrió fue hacer una canción, que es lo único que sé hacer».
Recordó también algún pasaje de su infancia y sus humildes orígenes en Viña del Mar como parte de la clase trabajadora, donde «aprendimos que había que chingarle en la vida para ganarse el pan» y de eso se trata la canción que le da nombre al disco: «La trenza».