¿Qué sucedió mal o qué fue lo que no ocurrió? En el libro del Génesis podemos leer «Hágase la luz», sin embargo, seguimos durmiendo o caminando sonámbulos en la noche más negra de todas. Nuestros primeros hermanos abandonaron la comodidad de sus rudimentos para explorar el mundo, pero a falta de luz se toparon con formas irreconocibles que vertiginosamente también avanzaban en la misma penumbra; nuestros hermanos sacaron sus armas y se arrojaron sobre las similares formas que los asediaban y cuando esa primera guerra acabó y la quietud del mundo regresó por breves instantes, nuestros hermanos vieron, con agrado y terror, que los cuerpos que allí yacían por la violencia de sus puños eran de otros tantos hermanos semejantes a ellos; desde sus orígenes nuestra raza se aniquila a sí misma.

Sófocles, el escritor de tragedias del siglo V a. C., recuperó algunos mitos griegos y los convirtió en obras dramáticas hasta hoy insuperables. En el ciclo que conforma la serie de Edipo, el coro de la obra “Antígona” dice: «Πολλὰ τὰ δεινὰ κοὐδὲν ἀνθρώπου δεινότερον πέλει» (Pollá ta deiná koudén ántropon deinóteron pelei), esta frase regularmente suele traducirse de la siguiente manera: «De las muchas cosas terribles, la peor de todas es el humano». ¿Qué nos quiere decir Sófocles? Sencillamente que el ser humano, el individuo, es la fuente de todos los males, y Edipo, el personaje clave de su serie dramática, es el más claro ejemplo de esto. Desde su nacimiento el oráculo vaticinó la desgracia para Tebas si Edipo vivía, que fue lo que sucedió; después de crecer y vencer los enigmas de la esfinge él mató a su padre, tuvo relaciones carnales y descendencia con su madre y llevó a Tebas a padecer una de sus peores pestes. Edipo terminó solo en el desierto y ciego, pues ante el reconocimiento de su desdicha se sacó los ojos con una espada.

Plauto, un comediógrafo del siglo III a. C. y perteneciente al imperio romano, escribió una famosa comedia sobre asnos, “Asinaria”, en ella destacan las traiciones familiares cometidas en favor del enriquecimiento material, a pesar del honor espurio que de esto resulte. Una frase destaca en esta obra y es la de «Homo hominis lupus est, non homo, quom qualis sit non novit», su traducción aproximada sería: El hombre es un lobo para sí mismo, pues no es hombre cuando desconoce al otro. ¿Qué tienen en común la frase de Sófocles y la Plauto? Podríamos aventurar a decir que en ambas reside el gen del egoísmo, y que el individuo se presenta como la más terrible de todas las creaciones del mundo; es interesante que tanto el escritor de tragedias como el de comedias presentan el mismo desencanto ante la vida, desencanto que, como dice Plauto, deviene del desconocimiento del otro, de aquel que es semejante a uno mismo.

Petronio, escritor romano del primer siglo de nuestra era y contemporáneo de Cristo, escribió en sus obras una frase que vislumbra la cristianización del imperio latino: « Serva me, servabo te», es decir: Sálvame y te salvaré. Qué grandeza de pensamiento y qué distinto resulta respecto a Sófocles y Plauto, en Petronio la semilla maligna no ha fructificado del todo y el individuo todavía puede aspirar a la salvación; las palabras de Petronio son las mismas que años después los evangelistas divulgarán entre sus semejantes.

Una última consideración. Cuando Sófocles nos dijo que el humano es el mayor terror que existe utiliza la palabra δεινὰ, la cual, increíblemente, también significa “maravilla”, es decir que, entre todas las maravillas, la mejor de todas es el humano. ¿Qué traducción elegir? Es decisión personal.

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