El zapador, el penacho, careta, capucha, chaquetín, pantalón, babero y demás accesorios que utilizan los danzantes del Carnaval de Huejotzingo, llevan alguna figura especial confeccionado a través del arte del bordado.
Itzel es una de las trabajadoras que labora en La Casa del Carnaval, ubicada en el municipio de Huejotzingo, y quien comenta que confeccionan todo el año para en estas fechas ya se tengan todos los trajes completos.
Explicó que el tiempo de elaboración de uno los atuendos que cobran vida en las festividades antes de la cuaresma cristiana, depende si será bordado a mano o maquina, qué tipo de pedrería y adornos llevará, pero por lo regular un traje se lleva entre uno o tres días.
Al año dicha empresa entrega alrededor de 100 trajes bordados con imágenes de acuerdo a lo que el cliente pida. Una confección de este tipo tiene un costo en el mercado desde 10 mil pesos, hasta 35 mil pesos, dependiendo del tipo de traje.
“Todo el trabajo que se hace aquí es con mucha calidad, ver un traje completo en el desfile nos da mucho gusto y mucha alegría que podamos colaborar con esto”, precisó.
Lo que más se borda son los ornamentos denominados grecas, o las águilas reales.
El porte con orgullo
Diana Deolarte Teyssier, es una de las participantes que portan este tipo de trajes; y en esta ocasión adquirió un traje de turco: chaquetín, una nahuilla, gazne y un turbante.
Desde hace seis años, a la chica le gusta salir en el carnaval porque al momento de bailar siente que está representando el lugar donde vive.
“Me gusta invertir porque me gusta representar el batallón de Turquía, me gusta verme bien, presentable y lucir el traje a lo que es”, destacó Diana.
Cuenta que desde pequeña le llamaba la atención dichos bailes, sin embargo se tuvo que esperar para tener la edad adecuada y ya salir; el impulso y apoyo fue por parte de su mamá.
A sus 17 años explica que ha afrontado los comentarios de sus conocidos y amigos, quienes le dicen que no tiene la personalidad de un huehe, no le creen; pese a ello, les demuestra que sí puede.
“Les digo a los jóvenes que vivan la experiencia, que se animen, porque es una tradición muy bonita. 150 años es de mucho orgullo, la tradición es de nosotros, de los habitantes de Huejotzingo”, acentúa.