En momentos donde todo mundo habla del segundo debate presidencial, donde las ocurrencias, los ataques y las defensas de los candidatos sólo fueron enfocadas para lograr tu simpatía más no tu deseo de cambio, es importante saber qué queremos para nuestro país.

México tiene muchos dolores. Nos duele la inseguridad y la corrupción. La injusticia y la enorme porción de sociedad sumida en la ignorancia.

Hay dolor en la insalubridad y magra infraestructura. Lástima la censura de la que hemos sido víctimas, así como el cinismo de la política y de aquellos que se saben dueños de la nación.

Sangramos de odio y desprecio… y en la medida que crece la conciencia de lo que somos y estamos, en esa misma proporción sube el tono del mal mayor que aqueja a la Nación: La división.

Sí, así divididos vemos de frente la realidad que nos lacera. Unos jalan la cuerda para un lado, abrazando al populismo que promete el paraíso. Otros se alegran con dejar a México donde está… “Mas vale malo por conocido, que bueno por conocer”.

También los hay los esperanzados en una nueva convivencia. Esa que improvisa un tejabán para todo aquel que se acerque en el aguacero.

Buenos, malos, oportunistas, convencidos o abusivos. Todos caben, aunque después de la tormenta, quién sabe si se sientan bien al intentar seguir una misma línea de comportamiento o ideales.

Si… hay cuatro periodos clave en el México moderno. Independencia, Reforma, Revolución… y éste, de la Redefinición. Urge redefinir el concepto de nación.

¿Qué somos hoy? Neo liberales… socialistas, conservadores, liberales.

¿Qué México queremos hacer? Uno que reparta limosna o trabajo. Justicia o protección selectiva. Igualdad o privilegios. Encono o entendimiento.

Capacidades o envidias ramplonas. Anhelos o caprichos.

Francamente no lo sé… y ante lo evidentes que pudieran ser las respuestas a cada uno de estos comparativos así formulados, el país no se ha puesto a pensar siquiera, qué es lo que desea para el futuro.

Empezaré a dar ideas.

Les digo lo que ¡NO QUIERO!

No quiero limosna, protección selectiva, privilegios, encono, envidia ni caprichos.

No quiero un México de individualidades que nos defina un “Tlatoani”

No deseo un país de incertidumbre o sorpresas sucesivas.

No quiero faltas de respeto a la propiedad privada, intelectual e industrial.

No me hace falta una sociedad enfrentada entre ricos y pobres.

Cultura vs ignorancia.

Paz vs caos.

No quiero un México en el que los que pueden, ya hacen planes para irse lejos.

No quiero un México de trampas y tramposos.

De dinero mal habido.

De acciones inconfesables.

Y por el odio que percibo, no quiero un México de eso. Odio que divide, cobra venganza, se desquita. Muere.

Estamos a punto del final de un sexenio de lamento. Ya no diré más de Peña Nieto… ahora la historia será la encargada.

La frivolidad de una primera dama -compradora compulsiva de cosas vacías y adornos que nunca le adornaron- y pudiendo ser bonita, luce grotesca.

De una GRAN familia revolucionaria, que dejó el campo por campos de golf.

El Pulque por Petrus y el Tepache por Champagne.

Costumbres sin duda refinadas, con dinero robado de su pueblo.

Me pronuncio por superarnos.

Los mexicanos merecemos una vida mejor.

No hay duda que lo bueno, gusta.

Pero ganado a pulso y con capacidad.

Ser honesto ya no estimula en medio de una sociedad que ha perdido aprecio por los valores y principios.

La vulgaridad es la cota que mide el rasero bajo de una sociedad extraviada.

Y cuando llega el extravío como síntoma… es bueno empezar por lo que NO deseas, para concluir lo que SÍ, como resultado de un proceso inductivo.

Ese que concluyes, después de haber experimentado y observado todo aquello que…

¡¡¡YA NO ESTAMOS DISPUESTOS A ACEPTAR!!!

@PedroFerriz

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